BAÚL DE MANÍAS

Postdata, te amo

Por Ma. Cristina Alvarez-Astorga
martes, 6 de febrero de 2018 · 00:00

Hay un montón y otro poquito de canciones que son cartas con música. Ahí tiene usted, por ejemplo, esa de Serrat en la que dice algo así como “por cierto, a… (algo, no me acuerdo qué) le hace falta una mano de pintura”. Ahí está también “P. S. I love you”, de los Beatles, que viene en su primer álbum (de no me acuerdo qué año). Por cierto, esa se llama igual que una de Gordon Jenkins y Johnny Mercer (publicada en el ya lejano 1934). Para escuchar esa, tiene usted más de dos sopas. La cantan, entre otros, Billie Holiday, Frank Sinatra, Diana Krall, Nellie McKay, Mel Torme, Rudy Vallée, The Vogue y Bette Milder.

No me iba yo a poner a oír todas las versiones, así que me fui por el abecedario y nomás chequé la de Billie y la de Bette y guau y recontra. Si yo hubiera sido trompeta, me habría gustado ser la que toca de fondo unas maravillosas filigranas en ambas versiones. Cheque usted: Primero Billie: http://bit.ly/2E5qaOU. Y luego, Bette: http://bit.ly/2GQMB7Z.

Tssss. Clávese en la textura de los arreglos musicales. Billie Holiday grabó la canción en 1954, con su banda, formada por Harry Edison en la trompeta, Willie Smith en el sax alto, Bobby Tucker en el piano, Barney Kessel en la guitarra, Red Callender en el bajo y “Chico” Hamilton en la batería.

Bette la grabó en 1991, como parte del soundtrack de la peli “For he boys”… No sé los nombres de los chicos de su banda, pero llama la atención que el arreglo trae muchas cuerdas (tal vez demasiadas), además de una trompeta fabulosa, con un sonido muy aterciopelado, elegante y circunspecto…

La versión de Billie “te dá pá abajo”. La de Bette “te dá pá arriba”. Una es pura nostalgia. La otra es pura coquetería, podríamos decir.

Y hablando de cartas de amor con música y de nostalgias y coqueterías, de pronto me acordé de Mozart. El buen Wolfie, de quien se cuenta que aprendió primero el arte de escribir música que el de escribir letras, al final de su vida se volvió también diestro en el arte de escribir cartas. Ahí tiene usted por ejemplo, una carta suya, fechada en septiembre de 1790 (poco antes de su impensada muerte)… Mozart le escribe a Constanze desde Frankfurt, a donde había ido a buscar un buen empleo que le ayudara a paliar la crisis financiera de la familia… Tras la información “práctica”, escribió: “Me emociono mucho cuando pienso en estar contigo de nuevo (si la gente pudiera ver en mi corazón, casi sentiría vergüenza)… Sin tí, aquí todo es frío para mí”… Y firmó “tu Mozart que te ama con toda su alma”… Pero la que me dio ternurita fue la posdata: “PS. - mientras escribía la última página, lágrimas tras lágrimas cayeron sobre el papel. Pero tengo que animarme… Ahora veo un número asombroso de besos que están volando sobre él… Veo una multitud de besos… ¡já! ¡já!... Acabo de atrapar tres… Son deliciosos... Te beso millones de veces”.

Áijus mánu, qué ternurita. Vámonos a oír el adagio de la su Serenata para alientos No. 10, en si bemol, K. 361. Ahitá: http://bit.ly/2FLwtU7.

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