MARAÑA CÓSMICA

La injusticia con las mujeres, también en la ciencia

Por Rolando Ísita Tornell*
lunes, 12 de marzo de 2018 · 00:00

El pasado 8 de marzo el mundo se derramó de ríos de mujeres indignadas, cabreadas, hastiadas, lo mismo en países desarrollados que en desarrollo. Conmemoraron –que no celebraron- una continuidad histórica de gestas de lucha de mujeres obreras socialistas que inició en 1909 y culminó con la postulación del Día Internacional de la Mujer, por la Organización de Naciones Unidas (ONU) a partir de 1975.

Pero los agravios han sido a lo largo y ancho de todas las clases sociales, no sólo las obreras y en la comunidad científica no han sido la excepción. Casos ilustrativos pueden ser Hypatia, Lise Meitner, Rosalind Elsie Franklin o Jocelyn Bell, pero no se reduce a ellas.

Hypatia era matemática, astrónoma y la última directora que tuvo la legendaria Biblioteca de Alejandría, que un marzo también, pero del año 415, murió desollada por una turba de los primeros cristianos azuzados por Cirilo, hoy canonizado por el Vaticano, además de incendiar todo el acervo científico acumulado desde la antigüedad hasta ese momento en la Biblioteca.

Lise Meitner era una física austríaca de origen judío. Estudió en su casa porque ellas tenían cerrado el acceso a las escuelas. Llegó hasta el famoso Institito Wilhelm, donde Einstein estuvo también, a colaborar con el químico Otto Hahn. Experimentaban bombardeando núcleos de Uranio con neutrones, resultando Bario y Kripton. Hahn creía que era decaimiento, Lise, ya huyendo de la persecución nazi, razonó que de acuerdo con la equivalencia de masa y energía postulada por Einsten, lo que sucedía era la fisión, el rompimiento del átomo de uranio resultando dos elementos cuyas masas no suman la del Uranio, la masa faltante era energía liberada. El Nobel se lo dieron a Hahn. Sin embargo, la prestigiada revista Nature, en su cronología de Un Siglo de Nature, atribuye el descubrimiento de la fisión a Lise Meitner.

Por el descubrimiento de la estructura molecular del ADN, Watson, Crick y Wilkins fueron galardonados con el Nobel. El que la molécula de la vida fuera helicoidal, un fideo retorcido, lo detectó Rosalind Elsie Franklin -quien trabajaba con Wilkins- por cristalografía de rayos X. Rosy falleció antes de ser galardonados y el comité Nobel se disculpó arguyendo que no se dan premios “post mortem”.

Jocelyn Bell, astrofísica de Irlanda del Norte, trabajando con su mentor Antony Hewish, construyeron un tipo de radiotelescopio que permitiera detectar destellos interplanetarios en el estudio de objetos muy lejanos llamado cuásares, recién entonces descubiertos; Jocelyn notó que había un patrón en los destellos, uno por segundo y definió la fuente como una estrella de neutrones de rápida rotación; hoy conocidos como Pulsares. El Nobel se lo dieron a su mentor.

*Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada

risita@dgdc.unam.mx
 

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