Aguas con el agua

En el marco de la celebración del Día Mundial del Agua, Carlos Loyola Peterson, director de la Cespe, ofreció una buena y una mala noticia.

La buena es que para abril -esperemos que realmente así sea-, estará ya abasteciendo de agua a la ciudad la planta desalinizadora que se construyó al sur de este puerto, lo que acabará con el grave desabasto de ese recurso que se ha padecido en los últimos años cuatro años.

Es más, hasta se tendrá -dijo- un pequeño excedente que permitiría cubrir por un corto lapso, el crecimiento social y de los sectores productivos de la zona urbana.

La mala noticia es que una vez que se empiece a recibir y distribuir el agua desalinizada se tendrían que revisar y ajustar las tarifas de la Comisión Estatal de Servicios Públicos de Ensenada, porque esa agua -ex-oceánica- es mucho más cara que la que se extrae del subsuelo y/o nos llega por el llamado Flujo Inverso.

Un razonamiento simple indica que a una agua más cara deben corresponder tarifas más altas.

Sin embargo, ajustar las tarifas no es un mero razonamiento lógico y matemático, pues implica factores de carácter económico, administrativo, social y político.

Otro razonamiento superficial y demagógico señala que lo que se requieren son tarifas justas. Pero, ¿justas para quién?, ¿para el usuario?, ¿para la Cespe?, ¿para las próximas elecciones?, ¿para proteger la imagen del gobernador y/o de los legisladores?

Si no se ajustan: ¿quién cubrirá el déficit del organismo operador al comprar agua a un precio alto y venderla más barata?, ¿cómo garantizar en esas condiciones la sobrevivencia de una paraestatal indispensable para la comunidad?

No obstante, ¿cómo subsidiar a una Cespe cuyos niveles de eficiencia son dudosos, los empleados tienen bajos niveles de productividad, cuentan con prestaciones no acordes a la situación financiera de ese organismo y qué además están en vísperas de pedir aumento salarial y todavía más prestaciones?

Lo que parece una simple ecuación, se convierte en la realidad en una red compleja e indescifrable de intereses legítimos y mezquinos en los que por la diversidad de sus actores sociales y políticos y las circunstancias político-electorales resultará muy, pero muy difícil resolver.

COPELAS O CUELLO
En los próximos días el XXII Ayuntamiento de Ensenada tendrá que acatar varias resoluciones laborales que tendrán un doble efecto dañino para la administración municipal: pagar fuertes indemnizaciones (se habla de un primer grupo por 16 millones de pesos) y tener que reinstalar -contratar- a quienes ganaron los juicios laborales.

Hasta hace poco esas resoluciones no eran obedecidas por los ayuntamientos, quienes se dedicaban -literalmente- a patear el bote dejando que las juicios envejecieran, las indemnizaciones crecieran, los demandantes se aburrieran y/o se murieran, o bien, terminará su administración.

Sin embargo, esto ya no es así, pues a partir del año pasado en diversas partes de país ya hubo alcaldes, síndicos y regidores que fueron a prisión por desacatar ese tipo de sentencias.

Cómo el miedo no anda en burro -sino en internet de banda ancha-, los integrantes del Cabildo andan muy preocupados por conseguir el recurso para hacer frente a esas resoluciones.

Parafraseando al famoso chinito Zhenli Ye Gon -el de “copelas o cuello”-: “acatas o cuello”.

INSEGURIDAD
Juan Manuel Hernández Niebla, presidente del Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Baja California, lo dijo con claridad y precisión.

Mientras las políticas públicas se hagan en base a meras ocurrencias e intereses políticos, sin planes o programas a los que no se les dé seguimiento o continuidad más allá de tres o seis años y en tanto no se permita evaluar avances reales y específicos de las corporaciones policíacas, de la procuración de justicia y la actuación de los jueces, los índices de violencia y criminalidad seguirán creciendo.

Otro señalamiento importante hecho por Hernández Niebla es la carencia de programas y acciones reales y efectivas para prevenir y/o atender las adicciones, uno de los principales factores de la inseguridad pública.

FRASES
La mejor maestra en la vida es la experiencia. Cobra caro, pero enseña bien.

* El autor es periodista y atlantista