LUCES DE LA BAHIA

La tercera opción

Por Juan Zamora Hernández
sábado, 24 de marzo de 2018 · 00:00

Estimados amigos y lectores. Esta vez les voy hablar de la Tercera Opción, es un “tip” para que lo tomen en cuenta por si alguna vez se les presenta un caso similar.

Resulta que hace algunos años, cerca de los treinta, o sea, a finales de los ochenta del siglo pasado, me pasó algo digno de mencionar, que fue lo siguiente:

No sé por qué razón sentí un fuerte dolor casi al final de la espina dorsal. Tuve que abandonar mi trabajo en la Canaco, para ir de inmediato al hospital del Seguro Social, para que me revisaran a ver cuál era la causa de tan tremendo dolor. Al llegar con la recepcionista, y después de exponerle mi problema diciéndole que no aguantaba el dolor que necesitaba que me atendieran inmediatamente. La recepcionista, me contestó que en unos minutos me atenderían, pero como el dolor seguía en forma muy intensa volví a pedirle a la recepcionista que me atendieran. Ella me respondió: “Cálmese, en un momento más lo atenderán”. Pero como pasaban los minutos y no me atendían, comencé a gritar hasta que vinieron enfermeras que me condujeron a un consultorio, y ahí me pusieron una inyección… y me dicen: “ahorita se le va a quitar el dolor, cálmese, tómese esta pastilla. ¿Que fue la pastilla?, no lo sé, pero sí se me calmó el dolor, y unos minutos después me atendió un médico, quien me examinó y me dio una receta para unos calmantes, y me dijo que se harían unos estudios para saber la causa de este trastorno corporal que me tenía sufriendo.

Dio una orden para que me tomaran unas radiografías, y me cito para una semana después tan pronto me dieran las radiografías de mi espalda.

A la semana siguiente me presente con el médico, y él, después de indicar que me sentara, estuvo viendo las placas, y después de un examen me dice: “su caso es el siguiente: tiene desgastada esta parte de su espina dorsal y por eso son los dolores, así es que no tiene remedio, va usted a tener que tomar calmantes para el dolor toda su vida”. ¿Cómo la ven?

Salí del consultorio nervioso y preocupado, fui a la farmacia por las medicinas y regresé a mi casa, pero no quedé conforme con el resultado, y al siguiente día fui con otro médico; él me escuchó al plantearle mi problema y me dijo: “no se preocupe, vamos ver qué es lo que tiene; le vamos hacer unos estudios y a ver qué resulta”. Pensé que eso tomaría tiempo y dinero. Así es que decidí, tomar la tercera ppción. Que es ir con una quiropráctica que tenía su consultorio frente al parque de la colonia Obrera y junto a la escuela Guadalupe Victoria.

La quiropráctica después de que oyó todo lo que le dije y lo que estaba tomando para el dolor, me indicó que me quitara la ropa exterior y me dio una bata para que me acostara boca abajo en una mesa o cama que tenía especial para este tratamiento; me untó una pomada o algo parecido, pues yo no vi por estar boca bajo, prendió unos reflectores y me dio un masaje, al terminar me dijo: “venga mañana para seguir con el tratamiento”. Y no lo van a creer, pero esa noche ya pude dormir un poco mejor, con dolor sí, pero no tan intenso. Al Otro día me presenté con ella, quien hizo el mismo trabajo que el día anterior, y para el tercer día que fui ya casi no sentía esa molestia. ¡Qué bueno! Porque yo tenía un compromiso y tuve que salir manejando hasta el Paralelo 28, Guerrero Negro, ¿y qué creen? Ya no me dolía nada absolutamente.

Eso pasó hace ya casi treinta años y aún me siento bien, con otras molestias claro, por la edad, pero lo de espina dorsal, nada todo bien gracias a Dios.

Y con esto me despido, hasta la próxima, y ya que está aquí por tres meses la primavera, aprovéchenla y disfruten de ella, después de que tuvimos tantos días de intenso frío.

juzah2017@hotmail.com

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