ECONOMÍA Y POLÍTICA

Futbol y política

Por Rolando Daniels Pinto
sábado, 3 de marzo de 2018 · 00:00

Somos tan consistentes en nuestra forma de ser, que lo mismo nos pasa tanto en la política como en el futbol. Arcángel Rojo.

Ante un insulso bombardeo político, un poco de frivolidad futbolística no hace daño; al fin y al cabo este sábado 3 de marzo se llevará a cabo el evento deportivo más importante en el país, el clásico nacional, es decir, el juego de futbol entre las Chivas de Guadalajara y las Águilas del América.

Tanta importancia tiene ese juego, que millones de personas a lo largo y ancho del país -incluso en la Unión Americana- dejarán de lado muchas cosas para reunirse en casas o antros y convivir ante un televisor -los que no pudieron ir al estadio sede de las Chivas- con bebida y comida de por medio, para ver el juego que más pasiones futboleras despierta, distrayendo a muchos de sus males.

Dueña de los derechos televisivos, la empresa Televisa seguramente obtendrá importantes ingresos por la publicidad expuesta en esa transmisión, pero además se venderán fuertes dosis de bebidas ambarinas, de comida chatarra y de cualquier tipo de comida; es decir, será un día con fuerte dosis de consumismo.

Por su parte, el respetable aprovechará para darse un espacio de distracción que servirá para demostrar que la crisis económica le hace los mandados y puede destinar importante cantidad de dinero para el solaz esparcimiento reestablecedor de los ánimos suficientes para seguir digiriendo su cotidianeidad.

Curiosamente -y es inevitable señalarlo- este partido de futbol tiene fuertes similitudes con la política nacional; para empezar, divide (polariza) a la afición, los americanistas por un lado y por otro están los aficionados a las Chivas apoyados por el antiamericanismo surgido en los seguidores de otros equipos; es decir, el americanismo representando a los poderes fácticos y las Chivas al nacionalismo ramplón.

Efectivamente, el orgullo chiva se funda en que ese equipo sólo se integra por puros mexicanos, como si eso -en plena globalización- fuera una gracia (falsa autarquía), en contraposición a la contratación de extranjeros realizada por el Club América propiedad de una cuestionada cadena nacional de TV.

Como en la política, en este caso -y sin mayor argumento que el falso y metafísico vox populi- al árbitro se le acusa de siempre beneficiar al más poderoso (el América), cuando existe evidencia de lo contrario; el último campeonato de las Chivas no se explica sin la omisión de un penal en su contra.

Sin embargo, las circunstancias previas al clásico nacional para nada le auguran algo bueno a las Chivas; en un torneo con 18 equipos en contienda, después de 9 partidos el América se ubica en la primera posición marchando invicto con 17 puntos y una diferencia de goles a favor positiva de 9 (15 anotados y 6 recibidos), datos que la afición chiva junto con el antiamericanismo no pueden cambiar.

En cambio, las Chivas están en el lugar 17 con apenas 7 puntos (10 menos que su rival), sólo ha anotado 10 goles y recibido 15, para una diferencia negativa de 5 (14 menos que el líder), datos que la afición chiva no puede negar ni revertir en comentarios apasionados en las redes sociales; la realidad y las probabilidades van en su contra y de nada vale cuántos opinen en su favor, eso no definirá el juego.

De tal suerte, las fobias y filias expresadas en las redes sociales nada definirán; serán exclusivamente los jugadores en la cancha los artífices del resultado, porque -al igual que en la política- más allá de la estrategia previa, serán la circunstancia y su momento los padres del resultado. No hay de otra.

rdanielspinto@hotmail.com

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