ATERRIZAJES

A nadie le importa

Por Adán Echeverría
martes, 6 de marzo de 2018 · 00:00

Han querido llamar veda electoral a un capítulo más de este Teatro de la Democracia Mexicana en que se lanzan tanto los partidos políticos como sus independientes perseguidores del hueso. ¿Y el pueblo? Ése a nadie le importa, y aquello se vuelve cada vez más real.

No solo del dinero que entregan los gobiernos a los medios de comunicación sobreviven, también de la publicidad, pero seguro estoy que desde hace mucho no de sus ventas. Por cada fraude que se anuncia en la prensa, por cada acto de campaña, por cada idea loca de “vamos a acusar a aquel político”, obtienen dinero las ONGs, los reporteros; hay que contratar a más comunicadores, más programas de radio y televisión, los intelectuales debatirán a las 10, 11, 12 horas, a la hora pico del raiting televisivo, se busca ser trending topic, estar en todas las plataformas, obtener más trabajos, premios de periodismo. Se mueve toda la maquinaria de los medios de comunicación, sus redes de información que repite y repite las mentiras de unos, las verdades a medias de otros, todo guiados por el poder de los que sueltan tal información a la sociedad, persiguiendo cualquier tipo de interés, y así se lanza la guía de lo que será plática de las universidades, a la cantina, a los lavaderos, a las oficinas. La discusión de la política mexicana mueve una gran maquinaria económica.

La gran mayoría de los mexicanos hablarán de las plurinominales a Napoléon Gómez Urrutia, de los carros del Cisen siguiendo a Anaya, del vitiligo de Mead-os; los medios de comunicación dictarán -siguiendo o persiguiendo la línea que les acomode a sus ventas, a sus lecturas, a sus entradas de dinero- los guiones para las discusiones de familia, para las discusiones entre vecinos.

¿En verdad te mereces eso? ¿En verdad necesitas que la prensa te diga qué cosa pensar? ¿A quién apoyar, de quién dudar, a quién acusar, a quién mentársela, a quién culpar de tu pobreza? ¿Tanto miedo te da culparlos a todos? ¿Por qué no puedes darte cuenta? Ellos seguirán ganando dinero y tú seguirás pagando impuestos, y viviendo en el “apenas me alcanza”.

Cada día se generan millones de notas periodísticas, columnas de opinión (como esta) y se exacerba la conciencia de los lectores, del pueblo. Cuánto quisiera que lo mismo ocurriera para la historia, la filosofía, la literatura, las tradiciones de los pueblos originarios, los avances científicos y tecnológicos. Pero es incomparable el número de noticias sobre los candidatos políticos, sobre los precandidatos, sobre los fraudes del gobierno, sobre la criminalidad. Pero nadie habla de los pequeños logros de la sociedad. Somos una sociedad educada en el escándalo. Lo escandaloso vende, lo que causa morbo alienta la lectura. ¿Acaso no te cansa?

En verdad tenemos que saber de La Barbie, del Zeta 43, del Mochaorejas, de Javidú, del peligro para México, de la Estafa Maestra, de La Caída del Halcón negro (la mayoría títulos de películas gringas) tenemos que leer las columnas de Brozo, ver sus programas. ¿En serio hay quien se siente a debatir con un Payaso? Por qué entonces no podemos hacer noticieros con personas encapuchadas, usando pasamontañas. Porque no podemos seguir viendo las noticias del clima con chicas que se vayan desnudando. Porque los sacerdotes no pueden oficiar misa con una casulla rosada. Por qué tenemos que leer titulares como “Joven Lesbiana será candidata a diputada federal”. Entre este último titular y “La Mujer Barbuda declaró la Guerra al Hombre Bala”, no hay mucha diferencia. Nos hemos acostumbrado al escándalo.

Hablamos de asistencia a la Universidad, pedimos educación, y nos conformamos con una prensa llena de noticias de personas que no deberían ser noticia. Necesita mi hijo de 14 años leer acerca de El Chapo, ¡por Chac! Todo esto ocurre en la prensa porque ni a los políticos ni a los medios, ni a las iglesias les importas. En México, y en muchas partes del mundo, lo único que importa es el dinero. Una pena el asunto.

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