DESDE HOLANDA

No me feliciten el día 8

Por Dianeth Pérez Arreola
miércoles, 7 de marzo de 2018 · 00:00
Llega otro “Día Internacional de la Mujer”, y aunque muchas se sientan halagadas por las felicitaciones, los desayunos y los homenajes, habemos otras a quienes eso no nos gusta. Déjenme les explico por qué.

Sin querer ignorar a los puntos intermedios y hablando estrictamente desde el punto de vista biológico, hay en este mundo solo hombres y mujeres. Que la mitad de la población nos haga el honor de “reconocernos”, es más una concesión masculina que un homenaje. ¿Por qué tiene que haber un día de la mujer y no hay un día del hombre si el objetivo es la igualdad?

El ocho de marzo se conmemora la lucha por la participación de la mujer en la sociedad, en igualdad con el hombre. No hemos avanzado mucho: La lucha por el voto femenino fue larga y se logró hace relativamente poco; seguimos peleando por equidad salarial; nos matan por el solo hecho de ser mujeres; nos acosan, y si denunciamos, somos criticadas.

La presencia de mujeres en altos puestos en empresas, cámaras, asociaciones, universidades y cargos públicos no se acerca al cincuenta por ciento, y es una vergüenza que tengan que existir las cuotas de género en la política. En la iglesia las cosas no están mejor. Las mujeres, sea cual sea la religión, están relegadas a un papel de servidumbre. Acaso sea solo la iglesia anglicana en Inglaterra la única excepción, pues desde los noventas permite el sacerdocio femenino.

El Día Internacional de la Mujer no es un día de fiesta; es un día de lucha. Es un día para recordarle al mundo que sigue habiendo ablaciones, matrimonios forzados, vestimentas obligadas, acosos, violencia doméstica, violaciones, trata, feminicidios, y además ninguna igualdad.

Llama la atención que la mayoría de los integrantes de colectivos de lucha en defensa de los derechos humanos, de los recursos naturales, o de cualquier causa social, seamos mujeres. La Marcha de las Mujeres, ocurrida el 21 de enero de 2017 en Estados Unidos, tras la entrada de Donald Trump en la Casa Blanca, ha sido la mayor protesta en la historia de ese país, con cuatro millones y medio de participantes.

En México las marchas exigiendo, ya no derechos fundamentales, sino seguridad, han sido las manifestaciones femeninas más numerosas, como la de “Vivas nos queremos” en abril de 2016. En México, uno de los países más peligrosos para ser mujer, asesinan a siete mujeres cada día, y hemos tenidos casos emblemáticos de violencia e impunidad como las muertas de Juárez y Los Porkys, donde la complicidad de las autoridades es la causa de la falta de voluntad para hacer justicia.

Por lo mismo, el Día de la Mujer debe servir no para complacernos con lo logrado, sino un como recordatorio de lo que nos falta. Como mujeres lo entendemos muy bien. Si usted es hombre y tiene hijas, piense si sus acciones y palabras están construyendo un mundo mejor, seguro, equitativo, igualitario, para esas futuras generaciones. Esta labor requiere de hechos los 365 días del año, no palabras el ocho de marzo.

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