BAÚL DE MANÍAS

Gol de Serguéi

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 17 de abril de 2018 · 00:00

Había una vez, en 1936, una especie de Estado federal marxista-leninista que se llamaba oficialmente Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Entonces se hallaba bajo la bota implacable del temible Pepe Stalin. En esos tiempos la propaganda patriótica usaba con bastante frecuencia el tema de la juventud que corrige un mal, al desafiar a “lo viejo”. De eso se trata precisamente “Pedro y el lobo”, Op. 67, cuento sinfónico para niños, del fabuloso Serguéi Prokofiev (1891-1953).

Esto que le cuento viene a cuento porque este jueves, o sea, pasado mañana, 19 de abril, la Orquesta Esperanza de Ensenada va a presentar esta hermosa obra, a las 19 horas, ahí nomás, en Bodegas de Santo Tomás.

En 1936, Natalya Sats, directora del Teatro Central de Niños de Moscú, le propuso a Prokofiev que escribiera una sinfonía musical para niños, con la intención de presentarles, de una manera ágil, entretenida, emocionante, a los diversos instrumentos que componen una orquesta sinfónica. Don Serguéi le dijo que sí, que cómo no, que con mucho gusto. Le dieron entonces un libreto, escrito por Antonina Sakonskaya (a la sazón, popular autora de literatura infantil). El susodicho libreto estaba en verso y no le gustó. Así que, se puso manos a la obra y lo reescribió él mismo. Ignoro si sólo le quitó la rimadera o también le enmendó la plana a Doña Toña. El caso es que, en su cuento, Pedrito es el que mete gooool, digo, el que captura al lobo. Chin. Ya conté el final. Ay, pues ni modo. A estas alturas del siglo 21 no creo que haya alguien que no sepa en qué termina Pedro y el Lobo.

Sin matar realmente a nadie, Prokofiev se las ingenia para hacer la “debida” promoción de las virtudes deseadas (por la patria), léase virtudes tales como como la vigilancia, la valentía y el ingenio. La trama ciertamente ilustra “temas soviéticos”, como la terquedad de la más vieja generación de no-bolcheviques (o sea, el abuelito enfadoso) y el triunfo del “nuevo hombre” (léase Pedro), dominando a la salvaje naturaleza (léase, ¡uy!, el lobo).

La obra debutó en el salón principal del Conservatorio de Moscú, con la Filarmónica de Moscú, el 2 de mayo de 1936. Sin embargo, la narradora original (Natalya Sats) estaba enferma y el narrador sustituto no la armó, así que tuvo escaso éxito. Sin embargo, en una segunda función, ya con Sats en la narración, las cosas salieron bastante mejor.

El estreno en este lado del mundo de “Pedro y el Lobo” tuvo lugar en marzo de 1938, en Boston. Fue un exitazo. Imagínese usted nomás qué lujo de concierto, con el mismísimo Serguéi dirigiendo a la Sinfónica de Boston en el Symphony Hall…

Ahora, imagínese usted que, mientras Prokofiev dirige su cuento, Natalya Sats (que fue la de la idea del cuento) lleva ocho meses presa en Siberia, pues resultó culpable de “traición a la patria por asociación”… Suenan los tres cornos prokofievanos…

Uy. Eso podría ser otro cuento.

No se pierda “Pedro y el Lobo”, le recuerdo. Pasado mañana, jueves 19, a las 19, en Bodegas.

Y abur.

...

Comentarios