DESDE LA BANQUETA

No es tragedia, es una comedia la que vivimos

Por Sergio Garín Olache
jueves, 14 de junio de 2018 · 00:00
Unos con sus nostalgias y otros con nuestras resistencias. La izquierda bobalicona nos ha llenado de categorías basura perfectas para la simulación y el chantaje: los muchachos, los estudiantes, el sindicato, la izquierda: pesos pesados de “la lucha” compa.

Se escriben las más huecas consignas, se gritan en las calles: ¡No pasarán! ¡El triunfo de la derecha es moralmente imposible! ¡La tierra no se vende! ¡No a los exámenes de maestros si producen despidos! ¡Defensa de las conquistas obreras!

La simulación se descubre siempre al analizar a dónde va cada exigencia: la tierra siempre se ha vendido y comprado, y sin duda mejora la calidad de vida de una familia que cambia sus tierras salitrosas en Atenco por un local comercial dentro del aeropuerto allí planeado. Se bloqueó ayer el proyecto, hoy se para la construcción hasta nuevo aviso del peje para evitar que el partido político contrario mostrara un logro, aunque urja al país un buen aeropuerto internacional; los exámenes son para comprobar que se han alcanzado los objetivos previstos por un programa. En todo caso, es válido revisar si los objetivos deben ser otros.

Pero, además, las demandas se han encadenado en una perfecta sucesión de seguridades que todos desearíamos... si hubiera quién las pagara. Nadie las ha exigido con mayor descaro que los estudiantes de la normal de Ayotzinapa: “Sólo están pidiendo mejores instalaciones”. Mentira burda y melcocha empalagosa: Exigen ingreso irrestricto y egreso directo al empleo con plaza inamovible y vendible en la ciudad de sus amores y no en el poblacho donde falta un maestro.

Otro tanto pueden exigir médicos, astrónomos, físicos, ingenieros o matemáticos: nos faltan médicos en pequeños y feos poblados, nos sobran en las ciudades.

“Los muchachos” y “los estudiantes” han enarbolado banderas de la más estricta derecha, como la de negarse a aportar una cuota voluntaria, la que sus familias de clase media y alta, puedan pagar (y pagan en universidades privadas hasta 100 mil pesos) para así ofrecer becas de sostenimiento a estudiantes pobres, a quienes no basta que la UNAM o el politécnico sean gratuitos si no tienen para comer. Negar esa ayuda a los pobres es de derecha, lo diga el CEU o la Unión Católica de Padres de Familia.

“El sindicato exige...” es otro valor intocable. ¿Qué exige el SME? Seguir chupando 40 mil millones de pesos al año, arrancados a la educación, a infraestructura, al IMSS. El PRI de antes hoy Morena nos acostumbró a considerar al gobierno la gran Madre Teresa que atiende a sus hijos desvalidos, y a olvidar que el gobierno sólo tiene el dinero que le hayamos pagado en impuestos.

Otra “categoría basura” es la unión de las izquierdas. En el mejor de los casos, son diversas porque plantean diversas soluciones; en el peor, que es el real, porque son simples franquicias familiares que se venden al mejor postor. ¿De dónde sale la estrafalaria idea de que PT, fundado por Carlos y Raúl Salinas de Gortari, el PANAL propiedad de La Maestra, un partido como Morena lleno de priistas salidos del PRI cuando les dejó de dar, deben unirse porque sea lo que sea eso se debe llamar izquierda?

Ayudan intelectuales con marca registrada de izquierda. Luego de equivocarse con Cuba, Nicaragua, Venezuela, Nicaragua, y el neo-zapatismo, no se amilanan. El regreso de Frankenstein- PRI=Morena del Peje es gracias a la visión de los vencidos que nos enseñaron en la escuela: veneramos la caída, el fracaso y lo consagramos como símbolo de pureza. Los malditos triunfadores están en lo más profundo de nuestro infierno personal. Un pueblo urgido de limpiar su historia y la mentira oficial.

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