ATERRIZAJES

Bloquea uno bloquea a dos

Por Adán Echeverría
martes, 14 de agosto de 2018 · 00:00

Hay que aprender y seguir aprendiendo del uso de las redes sociales. Ellas no son la sociedad moderna, sino son un reflejo de la misma. No las redes sociales cambian el comportamiento humano, el comportamiento siempre ha sido el mismo, pero actualmente, las personas exponen su vida dentro de ellas. Se trata de unir la curiosidad del morbo con la extroversión del exhibicionista. Y hay para todos. Me parece interesante la diversidad de pensamientos y actitudes que ocurren en la red social. Lo he dicho una y otra vez, y lo seguiré diciendo. La fotografía de desnudos, que han buscado actualmente sancionar con cárcel, no tiene razón de ser. Lo que ocurre en todos esos casos, es falta de educación, y listo. Porque a una mujer puede haberse tomado fotografías desnudas para alguien en particular, y claro que no deben de ser expuestas sin su permiso, pero uno no puede controlar la educación de aquel al que se la has mandado. Castigar con penas al que se tomó las fotos, en el caso de que una chica logre el castigo para alguien, y luego vuelve a tomarse fotos, desnuda, para otro u otra y busca el castigo de nuevo, entonces, ¿se trata de que el gobierno siempre tenga que protegerla de los “mal educados”, en vez de que ella mida bien a quien le envía las fotografías que se toma?

La diversidad, en las redes va desde el miren lo que voy a comer, miren dónde estoy, miren lo que leo, hasta para usarla con el alumnado, con los posibles compradores, con los seguidores religiosos, los fanáticos de la política, exponer sus dramas, exponer sus elecciones, las telenovelas de su propia vida. Uno puede seguir a alguien en sus múltiples noviazgos, puede luego ver su boda, el nacimiento de sus hijos, y hasta sus fatídicos y dolorosos divorcios.

Y para toda persona en las redes habrá detractores. Algunos serán pagados por quienes tienen el deseo de invertir en ellas, y en intentar llevar un pensamiento al inconsciente de una sociedad, influir en su intención del voto, en su intención de agrupación, en el influir en su pensamiento, y esto porque la gran mayoría de los humanos quiere evitar pensar y solo seguir a quien le pida ser seguido.

Así puedo hacer campaña contra un hombre, contra un depredador sexual, contra un periodista, contra una figura pública, contra un político, un gobierno, un sistema de poderes, una empresa. Puedo hacer campaña contra una mujer. Todo se trata de saber qué nervio tocarle al lector, y cuántas veces reproduzco el mensaje y a cuánta gente puedo llegar en poco tiempo.

Pero las redes sociales también nos permiten eliminar a personas que no piensan como nosotros, o que de plano parecen tóxicas, en su forma de escribir. No debe darte pena eliminarlos de tu perfil. No debes sentirte apenado por no tener nada que ver con ellos.

Que no te cueste bloquear a las personas en las redes sociales. Saber cerrar esas ventanas, esas puertas, es proteger tu tranquilidad mental, espiritual y de conciencia. Es saber proteger tu diario personal, que también es tu perfil en toda red social. Los valores aprendidos y exaltados dentro de tu vida no tienen por qué ser cuestionados por los fanáticos ni por los narcisistas.

Libérate y bloquea a aquellas personas que entran a tu muro a escupir ignorancia, fanatismo, grandilocuencia, fanfarronería. No te dejes jamás amedrentar por ellos. Ciérrales esa ventana, esa puerta, y jamás te sientas mal por ello.

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