ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

En búsqueda de las fuentes de agua dulce

Por Arqlga. Gengis J. Ovilla Rayo*
jueves, 16 de agosto de 2018 · 00:00

El agua es la sustancia primordial para todos los seres vivos de este planeta, las plantas, animales y el hombre están constituidos en su mayor parte de agua. Este recurso hídrico ha sido utilizado como fuente para producir energía, fue, es y será indispensable para la producción de alimentos y es esencial para mantener con vida las plantas y animales de los diferentes ecosistemas de la tierra.

En un ambiente semidesértico como lo es la zona noroccidental del pacífico bajacaliforniano la ubicación de fuentes de agua dulce fue indispensable para el desarrollo y establecimiento de asentamientos humanos prehispánicos. En los cientos de kilómetros de este litoral las poblaciones humanas que habitaron sus parajes por miles de años tenían bien identificados arroyos, manantiales y otros escurrimientos naturales que surgían durante la temporada de lluvias. Estas fuentes de agua dulce junto con la riqueza de fauna y flora aprovechable para el consumo humano propició que en sus riberas se emplazaran la gran mayoría de los campamentos habitacionales, muchos de ellos con evidencia arqueológica de estancias prolongadas.

La búsqueda de agua dulce también fue una constante preocupación de los exploradores y misioneros virreinales que se adentraron en el territorio norte de la península de Baja California, quienes tenían la tarea de ubicar lugares propicios para el establecimiento de nuevas misiones que conectaran el sur peninsular con la Alta California, los parajes seleccionados deberían estar próximos a fuentes de agua dulce, poseer tierras aptas para el cultivo de cereales (trigo y maíz principalmente), tener áreas de pastoreo, arbustos para leña y poblaciones nativas para evangelizar.

El geógrafo Norteamericano Peveril Meigs III (1903-1979) en su libro La frontera misional dominica en Baja California relata las peripecias de los Dominicos para fundar nuevas misiones en áreas donde existiera agua dulce permanentemente, ejemplo de ello fue la Misión de San Miguel de Arcángel de la Frontera fundada en 1787 que cambió de sitio varias veces, la primera por la modificación del paisaje en el que un alud de arena y piedra sepultó los ojos de agua necesarios para mantener una estancia permanente, la segunda porque se secaron las fuentes de agua mientras realizaban las primeras siembras y se construía la misión. El sitio final de San Miguel de Arcángel fue un paraje sugerido por un yumano de la zona quien los guio al sitio donde habitaba, un valle en el que había abundante agua, pastos y un poblado grande de nativos cercano a la costa.

En la actualidad las ciudades de Baja California sufren ante el desabasto de agua, la demanda de la población de este líquido supera por mucho la capacidad natural de recarga de los mantos acuíferos, la sobreexplotación del agua subterránea está llevando a la sociedad moderna a mirar al mar como fuente de agua potable, hoy en día mediante diversas técnicas se busca desalinizarla. Ante la carencia de agua, ya sea por temporada o sequías prolongadas, los cazadores-recolectores-pescadores del norte de Baja California no les quedaba más remedio que cambiar de localidad para proveerse del vital líquido, nosotros como sociedad sedentaria no tenemos más opciones que cuidarla y no regarla.

Para conocer más información sobre arqueología, lo invitamos a buscar el sitio arqueológico El Vallecito en facebook.

* Inv. Cinah-BC.
nionacutemo@hotmail.com

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