PROYECTOVINO

“Hablemos claro”

Por Araceli Velázquez Córdoba
jueves, 2 de agosto de 2018 · 00:00

“Todos nuestros vinos son elaborados con uva propia”. Esto lo he escuchado un sinnúmero de veces desde que empecé en este mundo del vino, generalmente con un tono de mucho orgullo por quien lo afirma.

Desde hace un par de semanas he leído muchas publicaciones de diferentes partes del mundo tocando el tema de la llamada “Estafa del Siglo”. Se confirmó lo que desde hace tiempo era un secreto a voces. Autoridades francesas de lucha contra el fraude sacaron a la luz, que una investigación que inició por las denuncias de los propios productores franceses, arrojó el resultado que más de 10 millones de botellas de vino rosado que se vendían como francés, en realidad eran producto español. Incluyendo a por lo menos 4 grandes productores.

La compra de uva o incluso de los caldos (el vino ya elaborado), es una práctica que se realiza en todo el mundo y no resta reconocimiento o representa ningún delito o fraude. El problema está cuando no se informa el origen real del vino y se engaña al consumidor para obtener mayores ganancias. Y los números lo explican claramente. En este caso, el litro de vino se compró en un promedio de 7 pesos, y se vendió en 130. Un aumento del 1,700%.

Que esto esté pasando en uno de los países de mayor tradición, producción, consumo de vino y con regulaciones y denominaciones de origen sumamente estrictas, me preocupó e inevitablemente me trajo a la memoria el “secreto a voces” nacional.

“Araceli, son simples matemáticas. No salen las cuentas” me decía un amigo el otro día refiriéndose a que no era posible producir tal cantidad de cierto vino monovarietal, con la cantidad de hectáreas sembradas de esa uva. Yo nunca he sido muy buena para los números, pero tras una breve explicación “con peras y manzanas” entendí lo que me quería decir. “La cantidad de kilos que da cada hectárea es variable dependiendo de la cantidad de cepas sembradas en ella, del tipo de uva, suelo, riego, clima y edad de la planta. También influye la calidad de uva que se quiere obtener, porque generalmente a menor cantidad, más calidad. Es como si tienes 10 vacas que producen 25 litros diarios cada una y tú presumes una producción de 500 litros diarios. Entonces para producir “x” cantidad de botellas de cierta uva, se necesita tener la suficiente superficie sembrada de ella para que salgan las cuentas”, me explicó.

Es por esto, que desde hace algunos años se rumora que ante el auge y por la necesidad de satisfacer la demanda de vino, muchos productores de vino nacional compran caldos de otros países a muy bajo costo y lo “mexicanizan” al embotellarlo y etiquetarlo como vino mexicano.

Por supuesto que me encantaría que esto fuera una calumnia inventada por envidias, que creció hasta convertirse en un secreto a voces. A mí no me corresponde ni acusarlo, denunciarlo, y mucho menos confirmarlo o negarlo. Simplemente creo que si pasa en países como Francia y España donde tienen un alto control de sus vinos e industria, sería ingenuo pensar que aquí no exista esa práctica fraudulenta. Porque como me decía mi abuelo “Cuando el rio suena, piedras trae”.

Si se llega a investigar, y espero que no a comprobar este fraude. Más allá de las sanciones y desprestigio, lo que me gustaría que sucediera es que recibamos una información más honesta de los productores hacia nosotros los consumidores. Porque como en esto del vino influye de manera importante nuestro gusto, y muchos ya tenemos identificados a nuestros favoritos. No vamos a dejar de consumir o de gustarnos un vino sólo porque sepamos que no está elaborado con uva 100% del productor. Mientras tanto, sigamos festejando y disfrutando de la temporada más esperada del año, las fiestas de la vendimia.

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