DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

Formas de nacer

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 30 de agosto de 2018 · 00:00

La teoría evolucionista sustenta que hace varios cientos de millones de años nuestros ancestros dejaron de nacer en los océanos y nos convertimos en terrestres y poco menos de cien millones que aparecieron los primeros primates y desde hace unos 10 millones de años nos aventuramos a bajar del árbol, los ancestros conocidos como los primeros del género homo, nacieron apenas hace unos 2 millones de años y lo que hoy somos -homo sapiens- iniciamos hace unos 300mil años. Las pruebas registradas nos hablan de que la historia documental del hombre inició hace unos 10mil años. Para los creacionistas, la vida en el planeta no tiene más de unos 10mil años y es por todos conocida la forma mítica de nuestro nacimiento, nunca, nada demostrado fehacientemente, solo lo que nos han dogmatizado las religiones.

Desde que los humanos empezaron a tener concepto del entorno, han intervenido el proceso natural a fin de adaptarlo a sus necesidades y el nacimiento no ha estado ajeno a dicho intervencionismo y modificación. Una de las primeras intervenciones del nacimiento se remonta a la época hipocrática (100 a.C.) a fin de extraer al feto muerto con el uso de fórceps, aunque hay bajorrelieves egipcios con escenas obstétricas de hace 3000 años. Los primeros fórceps que existen físicamente se le atribuyen a Chamberlen (1575-1628). En cuanto a la historia del nacimiento por cesárea, esta tiene varios antecedentes muy antiguos (1000-760 a.C.) y ha estado descrita por varias culturas.

Es innegable que la medicina en la época moderna desde hace unos 100 años ha logrado disminuir la morbi-mortalidad materno infantil y esto gracias a las medidas higiénicas, a la mejoría en la nutrición y a la atención oportuna y adecuada antes, durante y después del nacimiento, tanto de la madre como del niño.

En las últimas dos décadas el intervencionismo médico “ha caído en una grosera exageración”, siendo su principal ejemplo el uso desmedido de nacimiento por cesárea. Muchas “indicaciones” de ellas, sustentadas por bases indelebles y poco reales como: poco líquido, variedad de posición, circular de cordón, producto muy grande o madre muy estrecha, etcétera. Muchas de estas cirugías, su fin real es la ganancia económica, el facilitar el trabajo (para el profesional) o evitar una demanda, esto, aunado al maltrato obstétrico, principalmente en las instituciones de salud, ha propiciado que las parejas busquen otras alternativas del nacimiento.

La presencia de un acompañante familiar o ajeno (doula) y el apoyo de las parteras han sido gran ayuda para el confort de la madre, lo que ha disminuido la sobremedicalización a ella. Ahora las personas mejor informadas preguntan por médicos pro parto y otras más procuran casas de parto (en las grandes ciudades ya existe este recurso donde se atienden los nacimientos lo más natural y lo menos medicalizado posible) e inclusive también buscan el “nacimiento en agua”. Esta última alternativa, aun no muy demandada en nuestra ciudad, es una modalidad difícil de llevarse a cabo, no exenta de riesgo (por todos conocido nuestro problema municipal de calidad y abasto de agua) y que no ha mostrado grandes beneficios.

El nacimiento conlleva tres etapas, todas muy necesarias: la primera es el trabajo de parto, la segunda el periodo expulsivo del bebé y la tercera, la expulsión de la placenta.

Una reciente revisión sistemática que incluyó 15 estudios con más de 3 mil 600 mujeres, los hallazgos mostraron que entre “el trabajo de parto en agua” en comparación a la forma tradicional, el uso de analgesia (la epidural) fue menos requerido. Las mamás que parieron en tinas usaron menos medicamento para el dolor, sin embargo, no hubo menos cesáreas, no hubo menos número de desgarros, tampoco documentaron beneficios para el bebé y en cambio, se han reportado casos de infecciones por la mala higiene o contaminación del agua.

En lo personal he trabajado en la humanización del nacimiento, sin embargo, a esta última modalidad no le veo razón, solo a excepción de la disminución del dolor en la primera etapa del trabajo de parto. Hace muchos millones de años que abandonamos esa forma de nacer ¿cuál es la razón de tratar de volver a ella?, eso, dejémoslo a los mamíferos marinos.

* Médico Pediatra. Represente APROLAM en Baja California

sicardi53@gmail.com

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