DESDE LA BANQUETA

Lo que cuenta es nuestra propia transformación; las del Peje son demagogia

Por Sergio Garín Olache
jueves, 30 de agosto de 2018 · 00:00

Si en vez de aceptar dogmas míticos volteásemos a nuestro alrededor a ver nuestro México, y a nuestro interior, para vernos a nosotros mismos, tendríamos que aceptar que lo que más caracteriza a México, como su idioma predominante, su religiosidad, su arte, podríamos aceptar lo que en realidad siempre aceptamos aunque sea medio forzados, que México es un país mestizo…, lo curioso es que ese mestizaje, lo indio con lo hispano, se acepta, pero aun así se insiste en el México prehispánico.

La mezcla de dos componentes no puede existir antes de que existan y se junten esos dos componentes…, lógica simple que nos dice que México, lo que hoy es México, lo que somos, no existiría si no hubiese llegado Hernán Cortés. Si aceptamos eso NO HAY CONQUISTA… no conquista de México, quizás de Tenochtitlan y de los aztecas, y en manos de 150 000 indígenas guiados por Cortés. Somos el resultado de la unión y el triunfo. Aprender eso podría hacer que nos uniéramos… y triunfemos.

Pero como toda la educación posrevolucionaria se basa en el mito de la conquista, ésa es la idea que no puede soltar el mexicano, y como es un buen pretexto, nos aferramos al mito…, de ello se deriva en México la idea de que el mundo entero es nuestro enemigo: los españoles, Cortés, la Malinche, Santa Anna, Porfirio, los gringos, la globalización, el capitalista extranjero; ahí está la tendencia del mexicano a achacar todos sus problemas a alguna maquiavélica fuerza ajena.

Nunca se nos ocurre pensar que los problemas de los mexicanos pueden ser culpa de los mexicanos, principalmente porque somos enemigos unos de otros, lo cual ha ocurrido desde tiempos virreinales, y desde la misma independencia. Con la conquista como base, sumada a otros mitos que nos dieron traumas, se deriva el SÍNDROME DE MASIOSARE…, el miedo, el miedo a todo: al otro mexicano, al triunfo, al dinero, a los grandes proyectos, a la verdadera independencia, que es la mental, al pensamiento libre, a asumir la responsabilidad de nuestras elecciones libres… y por supuesto, al español, al gringo, y a cualquier extranjero que conceptualicemos como poderoso y por lo tanto como posible nuevo conquistador.

Así pues, el síndrome de Masiosare (nuestro extraño enemigo) está conformado por varios complejos y traumas. Vamos a compararnos con otros países: ¿Qué tienen en común países como Brasil, Chile, China, Corea, Vietnam, Camboya, Libia, Costa Rica, Filipinas, Holanda o Irlanda? Todos en su momento fueron territorios conquistados, colonias del imperialismo europeo del siglo XVII al XIX.

Brasil fue de Portugal y Chile de España hace tanto tiempo como México y también durante siglos. China fue invadida y humillada a lo largo del siglo XIX por casi todas las potencias europeas más Japón. Vietnam y Camboya fueron la indochina francesa, se liberaron hace apenas pocas décadas y después de una guerra tan despiadada como fue la de Vietnam. Libia fue parte de Roma, del Imperio Turco y conquistada en tiempos tan recientes como el siglo XX por Mussolini. Costa Rica, Filipinas y hasta Holanda fueron, al igual que México, territorio español. Irlanda fue conquistada y devastada por los ingleses.

Todos esos países podrían ir por la historia lamentándose como México de ser pueblos y países conquistados y, desde luego, hacer que las culpas de todas sus miserias recaigan sobre ese hecho y no lo hacen porque lo superaron para progresar, tampoco tienen nuestra chafa clase política.

...

Comentarios