LA OTRA HISTORIA

Celebrar la vida

Por Lucía Garayzar Rodríguez*
miércoles, 8 de agosto de 2018 · 00:00

Muchos antes del cristianismo, fueron los egipcios, los griegos y los romanos quienes acostumbraban celebrar los cumpleaños de sus dioses, nobles y gobernantes. Los griegos creían que las personas al nacer tenían un espíritu protector que les cuidaba durante su vida. Los romanos opinaban lo mismo. Tal creencia reflejaba la idea de que todo ser humano contaba con el amparo de un ángel guardián, de un hada madrina o de un santo patrón. La tradición del pastel con las velas encendidas la iniciaron los griegos, ellos creían que las velas de cumpleaños contenían un poder especial para conceder deseos.

Desde otra perspectiva, se creía también que las fiestas de cumpleaños en sus inicios, estaban ligadas a la magia y a la religión. La costumbre de encender velas durante la celebración era prácticamente una obligación, ya que con ello, se protegía de los demonios al cumpleañero y se garantizaba su seguridad durante el transcurso del año.

Fue hasta el siglo IV d.C. cuando inició la celebración de la Navidad como cumpleaños de Jesús, el 25 de diciembre. Esto originó que con el paso del tiempo, los cristianos igualmente festejaran sus propios cumpleaños uniéndose al de Jesús.

Amable lector: celebrar la vida en nuestra cultura es todo un acontecimiento. Celebrar la vida bien vale la pena, pues todos los días aprendemos algo nuevo. En cada amanecer la vida nos ofrece la oportunidad de ser mejores personas, mejores esposos, padres, amigos, hermanos, vecinos, abuelos, tíos, primos, mejores en todo.

No es necesario cumplir un aniversario más para sonreír; la vida misma debe ser una fiesta constante, pues ninguno de nosotros sabemos cuánto tiempo estaremos por aquí. Celebrar la vida, es saber agradecer el hecho de estar vivos, es agradecer el privilegio de volver a empezar, de cambiar lo que haya que cambiar, de perdonar, de abrazar, de reír, de llorar, de consolar y de amar, de amar tanto hasta que no se pueda más.

Celebrar la vida es vivir con serenidad, en paz, en calma, con total plenitud, es saborear cada instante, cada momento, es vivir con la alegría que ilumina la senda verdadera del deleite por vivir.

* La autora es profesora

...

Comentarios