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¡La luna de miel duró un día!

Por Jorge A. Meléndez
martes, 4 de septiembre de 2018 · 00:00

Lunes 27, charla de Trump con Peña sobre el TLC 2.0: “Es un acuerdo increíble para ambos países, para sus trabajadores y sus ciudadanos”.

Martes 28, comentarios de Trump tras reunión con el presidente de la FIFA: “Sí, el muro será fácilmente pagado por México. México terminará pagando el muro”.

Mal empieza un matrimonio cuando la luna de miel dura un día.

Andrés Manuel, que no te quepa la menor duda: Donaldo no ha cambiado nada, ni un poquito. Seguirá siendo un dolor de cabeza para México, sobre todo cuando esté en aprietos políticos (y le vienen muchos).

Ah, y ojo con lo del TLC, o en lo que termine quedando. Si el Sr. Naranja está feliz, nada bueno vendrá para México. Aunque falta un mes (o más) para conocer el texto final del acuerdo, apuesto triple contra sencillo que el nuevo tratado tendrá sus asegunes.

Y el sector en el ojo del huracán será el automotriz. Recuerde que Trump tiene un solo objetivo (erróneo, relea “Trump se equivoca”): bajar el déficit comercial de Estados Unidos (EU) con México.

El año pasado éste se ubicó en $70,592 millones de dólares (mDls). ¿Y sabe qué sector es el más exitoso para México? El automotriz, por mucho: su superávit fue de $79,321 mDls. Es decir, el resto de la economía mexicana tiene un déficit con EU de $8,729 mDls.

Esto lo sabe perfectamente Donaldo y por eso hay que meterle mucha lupa a las dos medidas automotrices del nuevo acuerdo: subir 75% el contenido regional y que entre 30 y 33.5% (40 y 45% del 75% de contenido regional) del contenido sea producido en fábricas que paguen por lo menos 16 dólares la hora (algo que México no cumple. ni cumplirá).

Ahí va a estar el tronar y crujir de dientes. No es casualidad que representantes del sector automotriz no hayan dicho nada. Se dice que están furiosos. Y en ambos lados de la frontera.

Su postura era muy clara: que no se le moviera ni una coma al tratado. Para el sector el TLC funcionaba perfectamente. Las cadenas estaban integradas, se aprovechaban las ventajas comparativas y México tenía un futuro promisorio para ser un “hub” automotriz muy relevante.

Por eso el año pasado Bloomberg reportó que diversas armadoras habían anunciado para el año 2019 inversiones acumuladas en México por 22 mil millones de dólares que generarían 25 mil empleos.

Habrá que ver conforme se conozcan las implicaciones del nuevo tratado si estas perspectivas siguen siendo tan color de rosa.

“El nuevo acuerdo probablemente forzará a las armadoras a repensar su estrategia de producción en México, amenazando el rol del país como productor de autos sedanes de bajo precio”, reportó hace unos días el Wall Street Journal.

Cien por ciento de acuerdo. Creo que pronto empezarán las críticas al acuerdo, sobre todo en el tema automotriz. Y sin embargo la pregunta es, ¿se podría haber negociado algo mejor?

Lo dudo. Desde hace tiempo lo advertí: México tendría que ceder, pues el tratado es demasiado importante para nuestra economía y no podemos perder el acceso al mercado más grande del mundo (relea “¿Y si Trump tumba el TLC?”).

Recuerde, EU es el 24% del PIB global. Y en el sector automotriz está más dramático el asunto: ¡el mercado estadounidense es 11 veces mayor al mexicano!

Un punto final clave: la grave amenaza de Donaldo de imponer aranceles del 25% a vehículos y autopartes por “seguridad nacional”.

Se supone que hay un “side letter” que protege a las exportaciones actuales (y planeadas) mexicanas de esta amenaza. Ojalá que Donaldo la respete. Porque si no, el nuevo acuerdo sería irrelevante en el toral tema automotriz.

¿Se aprobará el acuerdo? No estoy tan seguro, veo demasiados nubarrones en el horizonte:

  • No será nada fácil aprobar en EU un pacto bilateral sin Canadá (y aún si se incorporara va a estar difícil).
  • Se cruzan los tiempos políticos en México y hay muchos miembros de Morena que podrían oponerse al nuevo acuerdo.
  • Si Trump sigue metiendo el tema del muro (ojo con las elecciones intermedias), el nacionalismo puede tumbar al tratado (relea “El oso de humillarnos con el muro”).

Por el bien de México, ojalá que sí se apruebe. Pero no está fácil que prospere un matrimonio cuando uno de los cónyuges es intransigente, irracional y tiene mucho más dinero y poder, ¿no cree?

En pocas palabras.
“No es la falta de amor sino la falta de amistad lo que arruina a un matrimonio”
Nietzsche

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