POR SI LAS MOSCAS

El bien es bueno, el mal es malo

Por Laura Monzón
viernes, 18 de enero de 2019 · 00:00

“El bien es benéfico y el mal es maléfico”, reza la Cartilla Moral repartida por las huestes del ganso sabio, con la idea de que, en sus momentos de solaz, el pueblo lea la erudición contenida y la comparta con sus allegados.

La intención es, según López Obrador, que entendamos que es esencial ser bueno para ser feliz. En general, la cartilla habla de aprender a amar a la familia, sociedad, patria, humanidad y naturaleza; concienciar que “el respeto a nuestro cuerpo nos enseña a ser limpios y moderados en los apetitos naturales”, lo que sea que eso signifique.

Sin perdernos en disertaciones filosóficas de los conceptos aristotélicos sobre la virtud, ni en el imperativo categórico kantiano, en las ideas hegelianas de que la felicidad es confusa, frágil e imprecisa o como dijo Nietzsche: la felicidad no se encuentra en el seguimiento de normas sino en la emancipación del individuo o, más bien, es cuestión de opiniones y no de verdades, según Slavoj Žižek, el documento es obsoleto para este mundo posmoderno.

Realizado por Alfonso Reyes, hace más de 70 años, por pedido de Jaime Torres Bodet, fue editado en 1992 para darle un carácter más laico a las palabras de adoctrinamiento cristiano. Se cambió religión por nación y “voilà”, surgió un texto para todos, excepto libres pensadores, ateos, feministas, madres solteras, homosexuales, lesbianas, transexuales y demás personas que pensamos diferente en esta nación cambiante.

Siendo que vivimos en un país laico y plural, muchos preferiríamos que el señor presidente hubiese repartido ejemplares de la Constitución, que tanta falta hace conocer y respetar las leyes, en vez de panfletos de instrucción religiosa.

Mientras andábamos entretenidos con el circo de la moralina, los integrantes de la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados se dedicaron a “rasurar” el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva.

Como está de moda la idea de que sólo los poderosos son malos y el pueblo es bueno, los legisladores decidieron aprobar la prisión preventiva para el robo de hidrocarburos, el uso de programas sociales para fines electorales y la corrupción por enriquecimiento ilícito.

Sin embargo, delitos tan graves como el abuso sexual a menores, feminicidio, desaparición forzada, robo a casa habitación, robo a transporte de carga, así como portación de armas y explosivos salieron de la lista, tal vez, porque la Cartilla Moral será suficiente para trasformar la mentalidad de los delincuentes y los convierta en seres iluminados de amor y virtud.

El cuento parlamentario aún no termina. Esperemos que López Obrador y compañía entiendan que no pueden anteponer la seguridad de los hidrocarburos a la vida humana, pretendiendo que el huachicoleo se convierta en un delito peor que abusar de un menor, matar a una mujer por el hecho de ser mujer o privar de la libertad a un individuo, a través de la desaparición involuntaria y su posible asesinato. ¿Dónde queda la moral que tanto presumen?

Hablando del respeto a la vida, luego de cabildeos y negociaciones bajo la mesa, Morena, PRI y sus “partidos satélite” se aliaron para sacar adelante el dictamen de reforma constitucional para la creación de la Guardia Nacional.

La aprobación del documento se llevó a cabo, a pesar de que expertos, organizaciones y legisladores señalaron que la nueva corporación podría poner en riesgo los derechos humanos, aumentar la violencia y militarizar la seguridad pública del país de forma permanente.

Tal vez dentro de las ideas mesiánicas de López Obrador se encuentre repartir la Cartilla Moral a los futuros integrantes de la guardia, para que la lean y sean elementos santos, con altos valores y mucha bondad en sus corazones.

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