POR SI LAS MOSCAS

Aeropuerto gansito

Por Laura Monzón
viernes, 1 de noviembre de 2019 · 00:00

“¡Tengan, para que aprendan!”, dijo en verso sin esfuerzo el señor mandatario a la oposición y fifís, durante sus tretas mañaneras del pasado lunes, cuando mostraba los supuestos avances del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía.

“Diez días de trabajo y suelo firme; no fango… Y ahí queda eso”, agregó muy ufano ante el grupo de reporteros sin derecho a cuestionarle las ocurrencias diarias, luego de obligarlos a ver dos veces el video mal producido, porque había fallado el sonido.

Primero, los asistentes tuvieron que imaginarse el “soundtrack” de los grillos cantores, aderezando el trabajo de edificación de la torre de control, el estacionamiento y la terminal de combustibles, por parte del personal de la Sedena. Luego, ya que el Cácaro se puso las pilas, el video fue acompañado de música heroica de fondo, momento en que todos pensaron que estaba mejor sin audio.

Lo más preocupante no es la producción del video feo, sino que, el pasado 17 de octubre, López Obrador haya dado el “banderazo” de salida del bendito aeropuerto y ya se esté construyendo sin tener listos los documentos que avalan la obra: proyecto ejecutivo, estudios técnicos, financieros, jurídicos, aeronáuticos, de impacto ambiental y cultural. Él dice que ya los tienen, pero no los enseñan. Entonces, ¿cómo creerle?

De hecho, muchos nos preguntamos si el cerro de Paula ya decidió moverse de lugar, para que algún avión no termine embarrándose en su cresta.

El secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, había dicho que el “banderazo” sería simbólico, ya que no tienen el plan completo para iniciar la construcción del aeropuerto. También había dicho que cuentan con el “beneplácito” de aerolíneas nacionales y extranjeras.

¿Será que ya le está aprendiendo a su patrón el arte de echar mentiras?

Hace unos días, las líneas aéreas volvieron a externar su preocupación y dijeron que tienen dudas sobre cómo pretende el Gobierno que operen los tres aeropuertos juntos: el actual de Ciudad de México, Santa Lucía y el de Toluca.

Durante la reunión de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Transporte Aéreo (ALTA) realizada en Brasilia, Andrés Conesa, director general de Aeroméxico, dijo: “Nos interesaría ver el rediseño que quieren hacer. ¿Cómo piensan hacer compatible el espacio aéreo con la operación de los aeropuertos?”. Agregó que no han visto los estudios.

Peter Cerdá, vicepresidente de IATA para las Américas (asociación que engloba a 290 líneas aéreas en el mundo), expresó que es un error que no se considere la opinión de las empresas aéreas y que están llenos de dudas porque no saben nada sobre los planes de edificación, ejecución y rediseño del espacio aéreo.

Está claro que tiene temor de que los aviones colisionen unos con otros o acaben adornando el cerro de Paula.

También comentó que ve muy complicado que el aeropuerto de Santa Lucía se concluya en 2022, por los tiempos y las certificaciones que deben tramitarse y cumplirse, a pesar de las declaraciones del señor presidente de que estará listo en el período previsto.

Cerdá dijo que no existe registro en el mundo de que un Gobierno haya terminado la construcción de un aeropuerto en dos años. China, que ya tenía un plan establecido para la terminal de Beijing, tardó más tiempo, agregó.

Lo que Peter Cerdá no sabe, es que López Obrador tiene otros datos, sus tiempos no los tiene ni Obama y su aeropuerto es gansito.

Para darle una cachetada con guante blanco al mandatario, un juez federal ordenó preservar las instalaciones de lo que sería el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (NAIM) en Texcoco, además de tomar todas las medidas necesarias para que no se deteriore lo que ya está construido.

El juez, las aerolíneas, el cerro de Paula y millones de mexicanos auguramos que las ocurrencias del ganso no van a funcionar y, en el futuro, tendrá que continuarse la obra inconclusa del NAIM, para tranquilidad de todos.
 

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