LA BRÚJULA

Palabras a favor de los indios

Por Heberto Peterson Legrand
lunes, 18 de noviembre de 2019 · 00:00

Dice Don Efraín González Morfín que: Pierde la salud el árbol enemistado con su propias raíces y con la tierra en que nació y ha crecido”. No falta quien o quienes alimenten odios, resentimientos; no ven las luces y sombras, sólo quieren ver las sombras y provocar aún hoy rompimientos innecesarios...

De unos apuntes que tengo sobre un artículo de Don Efraín, me permití extraer algunos conceptos que son muy interesantes y nos ayudan a reflexionar.

Isabel La Católica murió en 1504 y tres días antes de su muerte dictó la cláusula testamentaria en la que pide que: “ ...non consientan ni den lugar que los indios e moradores de las dichas islas e tierra firme, ganadas e por ganar, reciban agravio alguno en sus personas ni en sus bienes, más manden que sean bien y justamente tratados; e si algún agravio han recibido, lo remedien e provean, por manera que no exceda en cosa alguna lo que por las Letras Apostólicas de la dicha concesión nos es mandado”.

El 14 de diciembre de 1511, en Santo Domingo predicó Fray Antonio Montesinos en defensa de la dignidad de los indios, debido al mal trato: “Decid: ¿con qué derechos y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre aquestos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en tierras mansas y pacíficas, donde tan infinitas dellas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo tenéis tan opresos y fatigados, sin dalles e comer ni curallos en sus enfermedades que, de los excesivos trabajos que les dais, incurren y se os mueren, y por mejor decir, los matáis, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿No sois obligados a amallos como a vosotros mismos?...”.

El año de 1536 escribe Fray Julián Garcés, obispo de Tlaxcala desde 1527, una famosa epístola al Papa Paulo III en defensa de la naturaleza humana y cualidades de los indios. “Ya es tiempo de hablar contra los que han sentido mal de aquestos pobrecitos y es bien confundir la vanísima opinión de los que los fingen incapaces y afirman que su incapacidad es ocasión bastante para excluirlos del gremio de la Iglesia. Esta voz realmente… es voz que sale de las avarientas gargantas de los cristianos, cuya codicia es tanta que, por poder hartar su sed, quieren porfiar que las criaturas racionales hechas a imagen de Dios, son bestias y jumentos, no a otro fin de que los que las tienen a cargo, no tengan cuidado de librarlas de las rabiosas manos de su codicia, sino que se las dejan usar en su servicio, conforme a su antojo...”.

El mismo año de 1537, el Papa Paulo III contestó a la epístola anterior con la bula Sublimis Deus, en la que afirma: “...Considerando que esos indios, como verdaderos hombres, no solamente son capaces de la fe cristiana, sino que, como se nos ha hecho saber, acuden prontísimamente a esa fe, y queriendo poner a aquello un adecuado remedio, con autoridad apostólica y mediante las presentes letras decimos y declaramos, no obstante cualquier cosa anterior o que en contrario sea, que los dichos indios y todas las demás personas que en el futuro lleguen a ser conocidas de los cristianos, aunque se encuentren fuera de la religión de Cristo, no por ello están privados ni deben ser desposeídos de su libertad ni del dominio de sus cosas; así es que libre y lícitamente pueden usarlas, poseerlas y disfrutar de ellas, y no han de ser reducidos a servidumbre. Y esos indios y las demás naciones han de ser llamados a la dicha fe de Cristo mediante la predicación de la palabra de Dios y el ejemplo de la vida virtuosa”.

En el año de 1539 Francisco de Vitoria, expone las Relecciones sobre los Indios, en las que defiende los derechos de éstos y somete a crítica los títulos de la conquista de América. Por ejemplo, en la Relección primera acerca de los indios recientemente descubiertos, defiende el dominio de los indios, aunque sean pecadores e infieles, sobre sus bienes”. La infidelidad no destruye el derecho natural ni el humano positivo; pero los dominios son o de derecho natural o de derecho humano positivo; luego no se pierden los dominios por la carencia de fe… De lo cual se deduce que no es lícito despojar de sus cosas a sarracenos, judíos ni a cualesquier otros infieles, nada más que por el hecho de ser infieles. Ni el pecado de infidelidad ni otros pecados mortales impiden que los bárbaros sean verdaderos dueños o señores, tanto pública como privadamente, y no pueden los cristianos ocuparles sus bienes por ese título y grave cosa sería negarles a éstos (bárbaros), que nunca nos hicieron la más leve injuria, lo que nos negamos a los sarracenos y judíos...”.

Luces y sombras, la eterna historia de la humanidad que en su proceso de formación no puede ni debe negar sus raíces porque sólo así tendrá la identidad que le corresponde. Nosotros somos el resultado de las vertientes indígena, negra y española… más lo que se acumule, negarlo es, en algunos casos, querer alimentar un complejo de conquistados y derrotados y no lo que realmente Somos... la síntesis racial y cultural de la cuál brota el mexicano.


 

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