DESDE LA PLAZA SANTO TOMÁS

Lo que sucedió mañana – año 2026 – mes de noviembre – 48

Por “Todos tienen derecho a su propia opinión, pero no a sus propios datos…”
lunes, 25 de noviembre de 2019 · 00:00

Sen R. Patrick, según Michico Tanutaki

Ricardo Harte*
La Plaza Santo Tomás brillaba con ese sol del otoño transparente, semicálido, con la brisa tenue, casi temerosa, de las primeras horas del día.

Los cofrades usuales, reunidos otra vez después de la última “rencilla” retórica, en la que afloraron como punta de icebergs, extremismos, fundamentalismos y posiciones casi fanáticas, re comenzaban el diálogo, en el que los temas eran totalmente inocuos, exploratorios del estado de ánimo de cada uno y con la mayor delicadeza posible: el clima, el precio de los jitomates, los últimos eventos que habían sucedido en la Plaza, etc.

Estaban, con sus cafés habituales, Doña Elsa, Mercedes, Agustín, el Inge y Don Sebas.

Así transcurrían los lentos minutos, en calma, con el murmullo de diálogos amables y las risas esporádicas de algún chascarrillo prudente, cuando Mercedes, fatigada de tanta palabrería cautelosa, rompió el fuego preguntándole a Agustín:

-Oye Agus, entiendo que la semana pasada diste una conferencia en el rincón de las Cubas ¿no?

-Si, así es.

-Ah. ¿Y de qué se trató?
-Pues si recuerdan, hace años atrás hubo un golpe de estado en Bolivia. Es un tema que siempre me ha llamado la atención. No tanto el relato anecdótico de lo sucedido, sino investigar cuáles fueron las causas de ese tipo de eventos y que en América Latina proliferaron durante el Siglo XX y buena parte de este siglo.

-Interesante – agregó Mercedes, mientras la Sra. Elsa hundía su cara en la taza de café, intentando no oír lo que se venía: la política, la política, la política- ¿Y nos puedes dar un resumen de lo que expusiste?

-Bueno…lo intentaré. No es fácil, ya que no tengo preparado un resumen y, además, es un tema complejo.

En Noviembre del 2019, hace siete años atrás, se desencadenó en Bolivia un movimiento básicamente militar, que obligó al presidente Evo Morales a buscar refugio en la embajada de México y se autoproclamó la líder del senado como Presidenta interina.

En aquel entonces Bolivia presentaba, después de 13 años de gobierno del MAS, el partido al que pertenecía Morales, las mejores cifras económicas de toda América Latina: un crecimiento del PIB de un 4.8% anual; un desplome del analfabetismo del 14% al 1%; un índice de desempleo de los más bajos en la historia del país; una drástica reducción de la deuda externa. Son informaciones que presenta la CEPAL, organismo de la ONU de insospechable tinte político.

Frente a ello, la pregunta de ¿qué movió a los militares a “sugerirle” al Presidente que renunciara? ¿Fue su intento de un cuarto mandato? Pues si todo iba tan bien, no importaría, aparentemente, que se quedara otro período más, sumado a que, en medio de la crisis, él ofreció reiteradamente renunciar a su intento de ese cuarto mandato.

Entonces ¿por qué ese encono, esa determinación de las “leales” fuerzas armadas a “invitarlo” a que desapareciera?

Pues mis investigaciones como historiador me arrojan que hubieron dos grandes dimensiones de presión: en lo interno, todo un grupo de extremo fanatismo religioso que no aceptaban la “indigenización” del país. Aunque los pueblos originarios en Bolivia son más de la mitad de la población, las minorías blindadas en creencias fanáticas de la satanización que todo lo indígena significa, aprovecharon la coyuntura para llevar hasta sus últimas consecuencias y enarbolar la bandera de la raza blanca. Y, por el otro lado, desde el exterior, fueron decisorios los intereses de los países y corporaciones trasnacionales que veían en modelo boliviano un ejemplo sumamente peligroso que significaría la pérdida del control de enormes yacimientos de riquezas naturales, como el Litio, el petróleo, el oro, etc.

Sumadas esas dos grandes dimensiones, sucedió lo que sucedió: un país que estaba cumpliendo con todas las exigencias de la economía ortodoxa, debió romper su ruta para construir su propio destino, ya que por encima de la llamada democracia, de la economía, etc., existieron los intereses. Intereses ideológicos e intereses materiales.

Silencio
Los cofrades estaban impactados. Nadie hacía ruido, ocupados con sus respectivos cafés, para disimular el que ninguno se animaba a agregar, comentar, preguntar algo sobre el resumen de Agustín.

En eso Doña Elsa respira hondo, toma impulso y espeta:

-Pues hay cosas que no entiendo. Y como no entiendo, no estoy de acuerdo.

La Plaza Santo Tomás seguía ronroneando su ya inveterada vocación de propiciar el diálogo, el descanso, la diversión y…el disenso.

*Arquitecto uruguayo radicado en la CDMX

ricardoharte@yahoo.com.mx
 

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