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Calendarios: fusión de astronomía y cultura

Por Dr. Michael Richer*
sábado, 30 de noviembre de 2019 · 00:00

Con cierto orgullo, los astrónomos notamos que la astronomía es de las ciencias más antiguas. Hoy en día, con las noticias astronómicas sobre planetas alrededor de otras estrellas, estrellas que explotan, ondas gravitacionales o imágenes de la sombra de agujeros negros, todas las cuales dependen de mucha tecnología, no es tan evidente porque la astronomía tendría tanto linaje. Pero, inicialmente, la astronomía no requería de tanta tecnología. Lo más importante eran el ojo y la memoria (o algún medio para recordar las observaciones).

En el pasado, la astronomía fue importante porque tuvo que ver con la contabilidad del tiempo. Hasta hace 120-130 años, la iluminación en la noche era relativamente inusual, restringida a las zonas más nobles de las ciudades más importantes. Aún la iluminación en los hogares era mucho más limitada.

Como consecuencia, nuestros antepasados eran mucho más familiares con el cielo que lo somos nosotros. Vivían la mitad de sus vidas en la oscuridad o la casi oscuridad. Nuestra literatura más antigua atestigua a las observaciones de carácter astronómico hace miles de años. Entre estas fuentes antiguas, el libro de Génesis de la biblia menciona un ciclo de siete días para la creación del mundo. Pueda que no se conocía porque se daba el día y la noche, pero eso no impidió reconocer que hay día y noche. Igualmente, fue fácil reconocer que existe un ciclo de las fases de la Luna y que es recurrente, lo cual es el origen de nuestros meses. La observación más difícil relacionada al calendario era establecer el periodo del año.

No obstante, aun hoy en día, muchos reconocemos la constelación de Orión, que es visible durante el invierno y la primavera, por lo que nos damos cuenta que no vemos las mismas estrellas cada noche. Resulta que las estrellas cambian de posición noche con noche, un fenómeno que se usó ya hace muchos miles de años para establecer la longitud del año.

El reconocer que el año es un fenómeno recurrente fue muy importante para el desarrollo de la humanidad, porque habría sido importante en el establecimiento de la agricultura como una actividad humana. La agricultura requiere planeación y su establecimiento a gran escala empezó hace 10-12 mil años en el medio oriente.

Su desarrollo seguramente duró miles de años anteriores a esa época. Los granos que formaron la base de la revolución agrícola fueron evolucionados de granos ancestrales silvestres muy distintos, lo cual tomó tiempo, y debe contarse entre los desarrollos más importantes de la historia humana.

No hay duda que la astronomía fue indispensable para el desarrollo de los calendarios. Sin embargo, la enorme variedad de calendarios implementados por las distintas civilizaciones indica claramente que son también creaciones culturales.

La observación de día y noche, el mes y el año establecen periodos, pero hay que organizarlos. ¿Cuándo inician el día, el mes o el año? ¿Desde cuándo contamos los años? ¿El conteo será lineal, cíclico o de otra manera? Cada cultura resuelve estos asuntos según sus criterios.

Los mayas y las culturas mesoamericanas contaban los días, meses y años en ciclos. Nuestro calendario (el Gregoriano) busca hacer coincidir la fecha de la Pascua con la fiesta judía del Pésaj y cuenta los años desde (lo que se creía era) la concepción de Jesucristo.

El calendario tradicional japonés acaba de iniciar una nueva era con la sucesión al trono del emperador Naruhito. En ese calendario, estamos en el año 1. Todas estas elecciones tienen sentido para las culturas involucradas, pero son esquemas de organización distintos. ¡Enhorabuena a la variedad cultural!

*El autor es investigador del Instituto de Astronomía, UNAM.
 

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