LAS CALORÍAS NO CUENTAN

Las fiestas

Por José Luis Tinajero Vázquez*
martes, 5 de noviembre de 2019 · 00:00

Empiezan los preparativos, compras de carbón y leña, desde luego los ingredientes para la comida, según la época del año; si es Semana Santa, romeritos y bacalao, si es cumpleaños de alguien de la familia pavo, o el pozole, las tostadas de pata en septiembre, o los buñuelos navideños.

Para los niños de esa familia hermanos, primos, etc., es la fiesta, el motivo es lo de menos, la comida es lo esencial, pero ante todo el ritual de los preparativos.

Todos los niños jugando corriendo haciendo mandados en el preludio de un festejo que las más de las veces esperábamos con mucha impaciencia, yendo y viniendo, corre por aquí y por allá.

Cuando comienza la abuela a preparar los manjares, las más de las veces con días de anticipación, motivo por el cual estamos expectantes de lo que vendrá.

Rodeada de las tías, nueras, sobrinas y nietas; todo un séquito de auxiliares, cada cual con su tarea específica; la exquisitez de los aromas nos inunda, no queremos movernos de la cocina aun cuando a cada rato nos indican salir.

Cuando llega el momento del festejo con todo el protocolo de la fiesta correspondiente, los comensales llegan al jolgorio con la sana intención de darse un festín, ha llegado el momento esperado; nos deleitamos con los exquisitos platillos: mole, bacalao, romeritos, pozole, buñuelos dependiendo de la ocasión.

Seguramente les ha sucedido que al día siguiente todos nos reuníamos al recalentado y comentar los pormenores de la reunión.

La abuela y las tías comandando el evento y resolviendo los imprevistos de manera tan natural, parece que siempre ha sido así.

Recuerdos imborrables de la infancia, cuando nos parecía que el tiempo no pasaba y solo sabíamos en que época del año estábamos por el menú de la fiesta.

El comentario general era: “Que buena estuvo esta fiesta, se terminó toda la comida”.

La abuela y las tías llenas de contento, con el cansancio reflejado en el rostro, pero plenamente satisfechas por la misión cumplida.

Al evocar esos recuerdos de la ya algo lejana infancia nos permitimos revivir lo más grato, las travesuras y demás, pero, sobre todo el disfrute de las fiestas y quedamos listos para la siguiente.

De todos los rituales inolvidables quedan marcados con tinta indeleble los que a la fecha y año con año seguimos fieles al ritual de la preparación “la cena navideña”

Por azares del destino los cambios de latitud y las costumbres de otra población parecía que se perdería la tradición ancestral de la preparación de los platillos sobresalientes de todo un abanico, esos son los romeritos y el bacalao tipo vizcaína.

Sin embargo, no hemos tardado en conseguir los ingredientes necesarios para la elaboración de los platillos que son un deleite de quienes lo paladean, de tal manera que continuamos con el disfrute de la elaboración de dichos manjares, con sus respectivas remembranzas, compartiendo y departiendo con aquellos con quienes somos afines, disfrutando de momentos inolvidables al calor de una convivencia agradable.

Agradecemos en todo lo que vale la convivencia y compañía de los socios de la sociedad culinaria todos santos sus gratos comentarios y consejos.

*El autor es médico odontólogo y fundador de la Sociedad Culinaria Todos Santos de Ensenada, A.C.
 

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