BAÚL DE MANÍAS

No es por presumir, pero...

Por Ma. Cristina Álvarez Astorga
martes, 10 de diciembre de 2019 · 00:00

Típico caso: cuando alguien (en este caso, la Corchea que esto escribe) le dice a usted “no es por presumir”, tenga la absoluta seguridad de que sí es por presumir. Pero, como no me gusta hacerlo (já), en lugar de señalar que el viernes pasado el Coro Pro Música Ensenada y sus invitados presentaron un concierto súper bonito, mejor le paso a usted el link de la página del face, para que usted lo cheque por sus propios clics. Ahí está:

https://www.facebook.com/search/top/?q=pro%20muusica%20ensenada&epa=SEARCH_BOX

.

Y tan-tán.
Ahora que me acuerdo, más o menos así termina la sinfonía 39 de Mozart, que fue la primera parte del concierto. Aunque, para ser más precisos, termina “tara rán-tán-tán”.

Usted tiene derecho de argumentar que ni el primer tantán ni el segundo tara rán-tán-tán tienen nada de raro, peculiar o notable. A fin de cuentas, todas las obras musicales acaban más o menos del mismo modo. Pero verá usted. Ese “tara rán-tán-tán” en especial me parece un final peculiar, por la sencilla razón de que la obra tiene una extensa introducción (marcada como adagio-allegro) que dura un poco más de tres minutos, pero carece de coda. En otras palabras: se tarda Mucho Mozart en comenzarla, y luego decide terminarla así nomás de sopetón. Cheque usted:

https://www.youtube.com/watch?v=AnaM_n1YZ0I

.

Así comienza.

Ahora, cheque usted:

https://www.youtube.com/watch?v=rDsPzqOLNPs

.
Aunque, tal vez lo que ocurre no es que no tenga coda, sino que todo el cuarto movimiento viene siendo la coda, que en este caso sería casi del mismo tamaño que la introducción y colorín colorado, el asunto está arreglado.

Aunque, tal vez lo que quería Mozart era dejarnos picados, para que también quisiéramos escuchar su siguiente sinfonía. Y es que, si en la 39 “la música se vuelve [tan] ardiente, llena, inefablemente grande y rica en ideas, con una variedad tan sorprendente, que es casi imposible de seguir con el oído y más de uno tuvo la sensación de quedarse paralizado”... Con la 40 pasa algo muy parecido. Y ya ni le digo con la 41. Ps. ¡O sea! Como quien dice, “apaga la luz y vámonos”.

Qué suerte que tenemos el fantástico tubo. Usted puede encontrar las tres últimas obras maestras de Wolfie, con el Concentus Musicus Wien, bajo la dirección de Nikolaus Harnoncourt, en vivo, en algún teatro alemán. Cosa más chévere: casi dos horas de puro Mozart, y con un sonidazo. ¿Sonidazo, dije, acaso? Bueno, si decimos “golazo”, ¿por qué no puedo decir sonidazo?

https://www.youtube.com/watch?v=pShalO-Ajgc

.
Dice la leyenda que Mozart preparó estas tercia de maravillosas sinfonías para un futuro viaje a Inglaterra, que nunca ocurrió. O sea, que iba a conquistar Inglaterra, pero al final conquistó al mundo. Buen Mozart, compermiso, gracias.

Abur.
 

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