DESDE LA PLAZA SANTO TOMÁS

Lo que sucedió mañana – año 2026 – mes de diciembre – 51

Por Ricardo Harte*
lunes, 16 de diciembre de 2019 · 00:00

La ventisca soplaba y el paisaje era un cúmulo de luces convertidas en alfileres brillantes

Andrés de Luna

Nos aproximamos, en este mes de Diciembre, a fechas que juegan como emblemáticas, importantes y muy comunitarias.

Provocan, en estos tiempos de “desacralización” de actividades nacidas y enclavadas en costumbres colectivas, todo tipo de emociones. Algunas de felicidad, de distención, de disfrute. Y otras, por el contrario, remiten a profundas añoranzas de tiempos perdidos, de amores desvanecidos, de desilusiones estancadas en el “sótano” de nuestra vida.

Pero nadie puede negar que existe, en estas fechas navideñas, un gran espíritu colectivo en el que compartimos lo “mágico” de estos días.

Y la Plaza de Santo Tomás no era ajena, en el 2026, a la situación emblemática de estos días.

Los “alfileres brillantes” habían caído en la plaza y quedaron prendidos de las hojas, de las ramas, de los postes de luz, de las bancas. Toda la Plaza danzaba al ritmo de los colores navideños, al ritmo del rojo, del verde y del blanco. Y muchos colores más.

Don Sebas caminaba lento por los caminos sombreados, acompañando a su amiga Aída.

-¿Entonces ya has obedecido a los mandatos de la época, mi querida Aída? ¿ya has armado el arbolito?¿Ya compraste los regalitos?¿A cuántas posadas ya fuiste?¿Ya probaste bacalao y romeritos?

-¿Obedecido? Me suena un término poco adecuado para señalar costumbres que considero adecuadas, amorosas.

-Mmmm…Entonces entiendo que el obedecer a ciertas costumbres, adecuadas y amorosas, no te hace feliz?¿Por qué consideras poco adecuada a la palabra “obedecer”?

-Pues tiene algo de mandatorio, de prepotencia. Mi primera reacción es decir “pues no obedezco y punto”.

-Ajá…¿Y reaccionarías igual para obedecer a tus instintos, ante una situación de riesgo?¿Le dirías a tus instintos: “pues no los obedezco y punto? A mi nadie me ordena nada!!!”¿Y continúas por ese camino y caes al barranco?

-Bueno Don Sebas, calmado. Hay casos y casos. No se puede generalizar, es relativo.

-Es decir, es relativo porque a veces se obedece y otras veces no? ¿Cuál es, entonces, el sentido de la palabra obediencia?¿Puede definirse de una manera general?¿Consideras que es una limitante a la libertad individual?

-Mire Don Sebas, yo no sé qué es lo que busca con este interrogatorio, pero considero que la obediencia, el saber obedecer, no exime a nadie de tomar sus decisiones. Para mi no es justificante el decir “pues a mi me lo ordenaron”.

Sí, es un interrogatorio. Pero con el sano propósito de que investiguemos, ambos, el sentido de las cosas, de los términos. Porque ayer tuve una discusión sobre el tema y fui “acusado” de impositivo e intolerante porque, después de discutir un buen rato sobre un diseño, ordené que obedecieran mis indicaciones. ¿Consideras que estuve mal, entonces?

-Ufalá mi querido Don Sebas. No sé si realmente busca “el sentido de las cosas”, como acaba de decir, o lo que intenta es hacerme bolas. Yo creo que, en la búsqueda de ese sentido, hay tiempos que podríamos llamar “legislativos”, en donde se discuten los temas, se analizan, se suben y se bajan, se meditan, se reflexionan. Pero llega un momento, el momento de la acción, en que alguien debe tomar decisiones en base a consensos o en base a mayorías o en base a ciertos criterios, etc. Y es el momento que podemos llamar “ejecutivo”. De allí se desprende una decisión, una regla y…por lo tanto una dimensión en donde la obediencia es imprescindible. Ya no se discute. Se obedece la norma, la regla, la indicación.

-Bien. Entonces ¿en dónde queda eso de “no obedezco y punto”? ¿Cómo armonizas el sentido de libertad y el sentido de obediencia?

-Pues…para que le quede claro, Don Sebas, en este instante mis sentidos me ordenan tomarme un buen café o un buen vino. Y pienso obedecer. ¿Me acompaña?

-Yo soy obediente.
Como siempre, la Plaza palpitaba sus ritmos navideños, con el tintineo de los alfileres de muchos colores.

Estaba hermosa, La Plaza.

*Arquitecto uruguayo radicado en Ciudad de México

ricardoharte@yahoo.com.mx

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