Agua, predial, placas…

La mayoría de los mexicanos posee un dispositivo móvil (teléfono celular) y cada mes puntual y religiosamente paga su recibo, que va de los 250 a 500 pesos en promedio, y lo hace sin protestar; lo mismo ocurre con los cobros bimestrales que hace la Comisión Federal de Electricidad, porque los usuarios saben que si no cumplen a tiempo les cortan el servicio, sin embargo, tal disposición ciudadana se esfuma cuando se trata de las facturas del agua, cubrir el impuesto predial o aportar para el canje de placas, al grado que el municipio de Ensenada registra una millonaria cartera vencida en los tres rubros, y lo peor, que los diputados locales llevan décadas sin actualizar las tarifas, con el argumento de que el agua es un derecho humano y de que las autoridades municipales están obligadas por ley a recoger la basura, reparar las vialidades, que enciendan todas las lámparas del alumbrado público y garantizar la seguridad público, “porque para eso pagamos impuestos”… ajá.

¿Cómo prestar con oportunidad y calidad los servicios públicos si la gente no quiere pagar a tiempo sus impuestos?

El problema es que la sociedad en general no tiene conciencia de que Baja California es una región semidesértica, donde el recurso más escaso es el agua, y para colmo las fuentes tradicionales de abastecimiento ya se agotaron, razón por la cual se requieren costosas inversiones para asegurar en el mediano y largo plazo el suministro del vital líquido.

Durante 30 años los gobiernos panistas no resolvieron el rezago en infraestructura hidráulica en la entidad, sobre todo en la zona costa y sur del municipio de Ensenada, pero tampoco los partidos de oposición y los otrora llamados “líderes sociales”, hoy denominados “activistas” tuvieron entre sus prioridades emprender campañas para que eso se comenzara a resolver, incluso hasta el sector empresarial emitía reclamos de baja intensidad. Pero hoy sufrimos las consecuencias de no haber realizado lo suficiente para permitir la recarga de los mantos acuíferos, tampoco se cambiaron las viejas redes de suministro en la mancha urbana para reducir pérdidas, ni se reusan los 500 litros por segundo de aguas tratadas que se canalizan directamente a la Bahía de Todos Santos.

Y en este mar de retrasos, carencias y falta de visión, obvio que se olvidaron de fomentar una cultura de ahorro del agua en una región con declaratoria de sequía. ¿Qué hacer entonces? Lo más conveniente es explicarle a la población que la situación obliga a racionar el suministro de agua, y de que se deben actualizar las tarifas, porque los empresarios y comerciantes subsidian a los consumidores domésticos.

Otro aspecto que se debe entender es que no sólo hace falta agua para consumo humano, sino para atraer inversiones, porque sin ellas no se abrirán más fuentes de trabajo en Ensenada. Urge, por tanto, que hablen los expertos en el tema del agua, como los investigadores del Centro de Investigación Científica y Educación Superior de Ensenada (Cicese), de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), y de los analistas de los tres órdenes de gobierno que laboran en el organismos operadores y la Comisión Nacional de Agua (Conagua), dado que le están dejando la cancha a personajes que únicamente lucran con la ignorancia y repiten arengas, pero jamás ofrecen una alternativa documentada y viable. Se vale manifestarse cuando se comete un abuso, pero el tema del agua exige seriedad. La desinformación y el paternalismo ocasionan que una minoría sin preparación desde espacios públicos influya en la toma de decisiones.

Puertos a la alza
Seis puertos del Pacífico han atraído este año a más pasajeros que viajan en cruceros, lo que ha implicado incrementos no registrados desde hace cuatro años.

Se trata de los puertos de Mazatlán, Puerto Vallarta, Manzanillo, Acapulco, Cabo San Lucas y Puerto Escondido (en Baja California Sur), los cuales han tenido incrementos en el arribo de visitante no vistos desde 2015, de acuerdo con cifras de la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante.

Aunque estos puertos han tenido caídas y crecimientos desde ese año, cuando se recuperaron de la crisis que atravesaron ante la inseguridad, de enero a octubre de este año mostraron aumentos no registrados desde entonces.

En los primeros 10 meses de este año, a Cabo San Lucas, el segundo puerto con más visitantes en el País, arribaron 402 mil 407, un 19.8 por ciento más que en un mismo periodo del año previo. Este incremento solamente es superado por el de 63.8 por ciento que tuvo en 2015.

Puerto Vallarta en los primeros 10 meses de 2018 tuvo un alza de 9.9 por ciento en pasajeros, pero en este año alcanzó uno de 30.1 por ciento. En 2015 había tenido uno de 36.4 por ciento.

Mazatlán consiguió un crecimiento de 45.9 por ciento este año, contra el de 28.3 por ciento de 2018. Estos incrementos muestran que dichos puertos están consolidándose y resultan atractivos para los pasajeros, opinó Arturo Musi, presidente de la Asociación Mexicana de Empresas para la Atención a Cruceros Turísticos (Amepact).