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Los terrarios

Por Luz Adriana López Gallegos*
martes, 17 de diciembre de 2019 · 00:23

Hace un par de meses rescaté una matita de albahaca y una de cilantro en el súper y las planté en unas pequeñas macetas con la ilusión de que crecieran y tener algo verde y oloroso en mi departamento; nunca he sido de buena mano para las hortalizas pero esta vez tenía todas las intenciones de lograr con éxito mi huerto doméstico.

El cilantro se murió a los tres días y la pobre albahaca no se da por vencida a pesar de que hay días que se me olvida echarle agua o ponerla al sol.

En ocasiones me dan ganas de replantarla en un pequeño jardín que existe a un costado del edificio que algún vecino se han preocupado por mantener vivo y ha logrado sembrar un enorme árbol de limones, algunas macetas de hierbabuena y ruda, así como una buena variedad de flores que le dan un toque de color, pero me da miedo que mi albahaca no sobreviva.

Buscando tips en internet para mantener viva mi pequeña planta encontré algunas tiendas en línea, que venden “terrarios” miniatura para tener en casa; para quien no los conozca, los terrarios son pequeños ecosistemas encerrados en una especie de caja o pecera, muchos de los cuales son capaces de generar condiciones auto sostenibles que no requieren ningún tipo de mantenimiento.

Cuando los vi en internet, me parecieron realmente hermosos y al tiempo que pensaba en comprarme uno también me olvidaba de mi pobre albahaca.

Pero después vino a mi mente el pequeño terrario a un costado del edificio y el terrario en el balcón en la casa de mi madre; el enorme terrario de Sauces en Playas de Tijuana, el gigantesco terrario donde se conservan los humedales del Valle de San Quintín y el inmenso terrario que habitamos los seres humanos desde hace miles de años.

Y pensé en cómo hemos tratado este enorme ecosistema que nos fue entregado con las condiciones ideales para ser autosustentable y que nos hemos esforzado en reproducirlo de manera artificial con árboles de plástico para decoración o pequeños intentos de naturaleza encerrados en peceras en lugar de salir a disfrutar y cuidar lo que se nos encomendó desde el inicio.

Baja California tiene la dicha de contar con diversos ecosistemas, desde bosques de coníferas y encinos, hasta chaparrales, dunas costeras y palmares, esto sin mencionar todo el ecosistema oceánico que se extiende por todo el pacifico y el mar de Cortés.

Aún tenemos la oportunidad de contribuir a su preservación; de plantar un árbol más, de limpiar nuestros ríos y playas, de difundir su existencia y promover su cuidado cada vez que podemos viajar a visitar alguno de estos bellos lugares.

Hagámoslo ahora, antes de que el único recuerdo de nuestros ecosistemas solo exista encerrado en una caja de cristal.

Hasta el próximo viaje

*La autora es periodista y gastrónoma

redes.cubriendobc@gmail.com

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