LA VERDAD SEA DICHA

¿Quieres ser una persona ilustre?

Por Guillermo Hurtado Aviña
miércoles, 18 de diciembre de 2019 · 00:00

En memoria de mi querido amigo, Lic. Arturo Villa Rivera

A muchos les gustaría ser considerado como una persona ilustre, pero no saben cómo lograrlo. Piensan que si hacen alguna cosa importante o una acción que los distinga, podrían aspirar a ser una persona ilustre.

Empecemos por saber que es una persona ilustre:
Existen varias definiciones de ilustre; una de ellas dice que ilustre es aquel que se distingue por su origen, su linaje o su estirpe; otra que ilustre es ser alguien famoso, popular o reconocido; una más, de méritos o fama notables, distinguido, notable.

Pues bien, quien tenga la ilusión de llegar a ser ilustre, pensará que para lograrlo debe encuadrar su vida en alguna de las condiciones mencionadas en el párrafo anterior.

Pues si así piensa, permítame decirle que está totalmente equivocado; existe una forma más común y corriente, o mejor dicho, una forma más corriente que común, que es la política.

Veamos algunos ejemplos:
En un lugar del Estado de cuyo nombre sí quiero acordarme, pero no quiero decirlo, hace muchos años, existió un presidente municipal perteneciente a una clase social alta, que ahora le llamarían fifí, que había sido postulado por un partido político de izquierda, supuestamente de pobres, lo cual no había sido del agrado de la clase social a la que él pertenecía, cosa que había sido la causa de que esa gente le volteara la cara.

El presidente municipal quería que su gente lo perdonara y lo volviera a aceptar, de manera que pensó y pensó qué podía hacer para lograr su perdón, y por fin encontró la solución: le pondría el nombre de un miembro de esa clase fifí a una calle, no muy grande, pero importante.

Y así lo hizo. Encontró a la persona que aceptó donar su nombre, No importó que ese hombre no tuviera más mérito que ser conocido como un profesional, lo importante resultó ser que era su cuate y que pertenecía al mismo estrato social que el señor presidente. Lo peor resultó ser que esa calle se alargó tanto, que compite en tamaño con la del mismísimo Juárez, pero ¿y?

Otro caso se conoció en el mismo lugar y con la misma gente. Resulta que a alguien se le ocurrió proponer que se le pusiera a otra calle, el nombre de un miembro del club Rotario, cuyo mérito era únicamente ser Rotario, y a pesar de eso la autoridad tuvo la desvergüenza de aceptar hacerlo ilustre.

Hay otros ejemplos. Sí, existen calles que llevan los nombres de otras personas que tampoco aportaron a la sociedad, cuyo único mérito es haber sido miembros de partidos políticos, gerentes de empresas importantes, propietarios de algún negocio próspero, pero todos con el manto protector de la política. ¡Qué importan los méritos!

Si está pensando que todo esto ha sucedido en Ensenada, póngase una palomita, pues le atinó.

Por todo lo anterior, resulta importante que todas las personas que tengan pensado ser ilustres, no pierdan el tiempo haciendo cosas importantes, no se esmeren en distinguirse por sus acciones.

No, por favor, no se estresen, llévensela tranquila, lo único que tienen que hacer es conseguir amigos que estén en la política, y en verdad os digo, serán ilustres. ¡Claro que sí!

...

Comentarios