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Las “estrellas nuevas” desde México

Por Marco Arturo Moreno Corral*
sábado, 21 de diciembre de 2019 · 01:16

Entre los fenómenos más energéticos del cosmos se hallan las novas y las supernovas, llamadas así porque se supuso que surgían de pronto en el firmamento. Cuando Tycho Brahe observó la noche del 11 de noviembre de 1572 una brillante estrella, donde antes no había nada, la llamó “Stella nova”, que en latín significa estrella nueva.

Desde entonces mucho ha avanzado la comprensión de la evolución estelar y ahora se sabe que ocurren cuando, estrellas varias veces más masivas que el Sol, llegan al final de su existencia. Una nova, sucede cuando una estrella, aumenta drásticamente su brillo para después disminuirlo hasta volver a desaparecer, mientras que una supernova inicialmente tiene el mismo comportamiento, pero una violenta explosión la destruye dejando de existir como estrella.

Estas últimas son mucho menos frecuentes que las novas. Aunque pareciera que surgen de una noche a otra donde antes no había nada, no es así, pues el astro que las producirá, ha existido por miles de millones de años, sólo que regularmente es muy débil y no puede verse a simple vista, hasta que aumenta su brillo dramáticamente.

Actualmente pueden identificarse los restos de esas explosiones. El objeto que Tycho observó ha sido identificado y se conoce como la supernova de Casiopea o SN1572.

En México hay tres reportes ciertos de sucesos de este tipo; dos novas y una supernova. La primera fue vista por Enrico Martínez desde la capital novohispana, quien comenzó a observarla en octubre de 1604, como una estrella más brillante que las de primera magnitud.

Este astro fue estudiado por varios astrónomos europeos, entre los que sobresalió Kepler, que al igual que Martínez, la observó por más de un año. Actualmente se conoce como Supernova de Kepler o SN1604.

El segundo caso ocurrió cuando el astrónomo aficionado Felipe Rivera, la noche del 24 de febrero de 1901, desde el patio de su casa en Zinapécuaro, Michoacán, vio a simple vista una estrella en la constelación de Perseo que antes no estaba ahí.

Informó su descubrimiento al personal Observatorio Astronómico Nacional, pero desgraciadamente trascurrieron algunas horas antes de que el mensaje correspondiente llegara al centro estadounidense encargado de registrar esos descubrimientos. Para cuando se recibió ahí la noticia, ya había sido reportada por un observador escocés, al que se le adjudicó el descubrimiento. Actualmente se le conoce como Nova GKPersei.

El caso más reciente sucedió cuando el sud bajacaliforniano Gaspar Sánchez, ayudante de astrónomo en el Observatorio Astronómico Nacional de la sierra de San Pedro Mártir, Baja California, la noche del 29 de agosto de 1975, al revisar el cielo, vio una estrella brillante en la constelación del Cisne, que la noche anterior no se veía.

Rápidamente informó a los astrónomos, pero como un descubrimiento de este tipo no es común, pensaron que bromeaba. Finalmente los convenció mostrándoles mapas celestes de esa región, donde no había ninguna estrella con el brillo de la que Gaspar les señaló, así que dieron la noticia, pero una vez más, entre el instante que el Sr. Sánchez hizo el descubrimiento y el momento en que se recibió en el centro internacional, pasaron horas, tiempo suficiente para que otro observador reportara la aparición de esa nova, por lo que le fue adjudicado a él la que ahora es conocida como Nova Cygni1975.

*El autor es Investigador Titular del Instituto de Astronomía UNAM, Campus Ensenada.

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