DESDE LA PLAZA SANTO TOMÁS

Lo que sucedió mañana – año 2026 – mes de diciembre - 52

Por Ricardo Harte*
lunes, 23 de diciembre de 2019 · 00:00

A unos escasos días de la Nochebuena, la Plaza Santo Tomás hervía de movimientos navideños.

Colores, luces, cánticos de paz y alegría.
La que seguía impasible, como cumpliendo con su histórico compromiso de recorrer a diario cada rincón, era la fresca brisa marina que todas las tardes aparecía trayendo rumores de olas, de horizontes lejanos y de cantos marinos.

Esa brisa marina no se vestía de Santa Claus, ni utilizaba arbolitos coníferos, ni se adornaba con esferas brillantes.

No los necesitaba.
Era, y es, la presencia, como un testimonio, del mundo marino que no dejaba de rumorear todos los días rompiendo olas en las playas de Ensenada, acariciándolas en un gesto sin tregua para decirle a la arena que allí estaba el agua, danzando y danzando, para que la tierra, la madre tierra, también la acariciara, también la mirara.

No, la brisa del mar no necesitaba de esferitas.
-Mis queridos congéneres!! -exclamó Don Sebas, levantando su copa de tinto- hoy quiero hacer un brindis, invitando a que cada uno de nosotros diga unas palabras explicando el significado que la Navidad tiene para ella o él.

-Me parece una muy buena invitación- secundó de inmediato Agustín-Y me lanzo al ruedo, sin anestesia.

Para mi la Navidad es un suceso comunitario que recoge, mantiene y construye tradiciones que le dan sentido y existencia a nuestra vida social. Históricamente hablando, hemos ido estableciendo acuerdos que definen un cuerpo, un ser, un individuo social. Todos acordamos detenernos cuando el semáforo vial está en rojo. Todos acordamos salir vestidos a la calle. Todos acordamos que todos los seres humanos tienen derecho a la vida. Y…todos acordamos celebrar la Navidad como un homenaje a la paz, al amor.

La Navidad, para mi, es un acuerdo y un recuerdo que construye civilización.

-Wow!!! Bien dicho estimado Agustín. Si sigues en ese camino de pensar y sentir a partir de la historia, llegará el día en que te bautice como Maestro- levantó la copa Don Sebas y todos corearon un fuerte y sostenido aplauso. Agustín cambió de tez blanca a tez roja y se sentó rogando que la tierra lo ocultara- ¿Quién se avienta?

-Bueno, creo que ahora voy yo- agregó Mercedes, nuestra académica- Pues para mi la Navidad es algo muy controversial. No puedo negar que todo lo que brindó Agustín es cierto. Pero también debo confesar que hay otra cara de la moneda, y que no puedo olvidar o disimular, y es que toda la maldad, toda lo ruin, todo lo depredador que el ser humano tiene hoy en día, ahí sigue, latente, en pausa, pero agazapado, esperando que pasen estos días de tregua para seguir produciendo armas, detergentes, fertilizantes químicos, plásticos, conjuntos habitacionales playeros que destruyen lo más noble de este planeta.

Es decir, para mi son días que vivo en medio de sensaciones contradictorias, pues no niego que disfruto el brindis del amigo, al abrazo del ser querido, este grupo de entrañables compañeros de discusión. Pero en cada beso, en cada abrazo, siento una enorme calidez en mi alma y, al mismo tiempo, siento el frío del niño desnutrido, del anciano solitario, del manglar destruido, del río contaminado.

Silencio…

Continuó el silencio…

Pasaron segundos que sonaron como horas…
Don Sebas se levantó lentamente, tomó la copa, miró parsimoniosamente al grupo, a uno por uno y susurró con determinación:

-Pues brindo, brindo y seguiré brindando, porque estoy totalmente unido a los pensamientos y emociones de Agustin y Mercedes y que resumo, como una propuesta, de la siguiente manera: el reconciliarnos, el reconocernos, el descubrirnos y sonreírnos, saludarnos y desearnos felicidad, es una de las maneras más eficaces de ir consolidando un frente que contenga, reduzca y elimine todos los sentimientos nocivos que nosotros mismos tenemos.

Es decir, la mejor manera de luchar contra la maldad, es hacer crecer la bondad.

Y la Navidad es una de las tantas expresiones de bondad que nos permiten recuperar fuerzas para seguir luchando por el Bien.

Queridos todas y todos: ¡Feliz Navidad!
 

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