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Volviendo a Casa

Por Luz Adriana López Gallegos*
martes, 24 de diciembre de 2019 · 00:05

Conforme pasa el tiempo y nos hacemos mayores, resulta más complicado reunir a toda la familia en un sólo lugar, esa situación es muy común en la sociedad hoy en día y es por ello que las fiestas decembrinas cobran particular importancia.

Más allá de conmemorar una festividad religiosa, se ha vuelto un pretexto para reunirse con los seres queridos que en ocasiones, por complicaciones de la vida, es difícil ver con frecuencia.

En mi caso, cada año como tradición, nos reunimos en casa de mis padres para lo cual nos preparamos con mucho tiempo de anticipación; los que llegamos de fuera debemos agendar nuestras vacaciones o solicitar permisos en los trabajos y adelantar la chamba, los que tenemos pareja negociamos la distribución de nuestro tiempo para poder disfrutar al máximo estos días con ambas familias y como actividad adicional indispensable: vaciamos el refrigerador para hacer espacio al recalentado.

Los días feriados son de fiesta y reflexión, desde la preparación del pavo dos días antes pasando por la envoltura de regalos de última hora, hasta que devoramos el postre al final de la noche es una tradición que esperamos todo el año, sin embargo la celebración empieza mucho antes, cuando mis hermanas que viven lejos compran sus boletos de avión y confirman las fechas que estarán en casa.

Este año tuve la fortuna de ser la comisionada para recogerlas en el aeropuerto, ésta es una actividad que amo hacer porque me encanta ver sus rostros al llegar a Baja California y sentirse de nuevo en casa después de una larga ausencia.

En el camino por carretera para llegar de Tijuana a Ensenada, me encanta ponerlas al día y que me cuenten todo lo que les ha pasado, pero a veces solo se mantienen absortas observando los paisajes de la ruta a casa que tanto extrañan.

De repente hacemos comparaciones sobre las ciudades, las cosas que han cambiado y las que permanecen igual, tratando de buscar similitudes para llevarse un poquito de la tierra en que nacieron allá donde ahora viven y trabajan.

También hacemos planes para aprovechar al máximo el tiempo en casa, unos quieren ir a los viñedos, otros a Sierra de Juárez o a La Bufadora y siempre buscamos tiempo para pasar en casa envueltos en las cobijas y viendo alguna película en familia.

Afortunadamente este año no faltará nadie en nuestra mesa y espero que así sea para la mayoría; si tienen la dicha de disfrutar estas fechas con sus seres queridos dejemos de lado las distracciones de la vida moderna y regalemos nuestra presencia y total atención.

Dediquemos también unos minutos a pensar en aquellas personas que no pueden ir a casa, que están lejos de sus familias, que tienen que trabajar o que se adelantaron en este viaje.

Y ya sea que coman pavo, tamales o pollo frito, no olviden compartir un poco con los que menos tienen y recuerden cuidar nuestro estado y nuestra ciudad para tener siempre un bello lugar al que regresar.

¡Les deseo felices fiestas!

Hasta el próximo viaje!

*La autora es periodista y gastrónoma

redes.cubriendobc@gmail.com

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