DE NIÑOS Y OTROS ENREDOS

De mocos y comorbosos

Por Dr. Enrique Sicardi Aragón*
jueves, 26 de diciembre de 2019 · 01:27

“La muerte no es enemigo, señores. Si vamos a luchar contra alguna enfermedad hagámoslo contra la peor de todas: La indiferencia”
Robin Williams


Entendemos por comorbilidad a la presencia de uno o más trastornos (o enfermedades) además de la enfermedad o trastorno primario. Es aquello asociado a la enfermedad que es morboso, molesto, perturbador o enfermizo.

Nada mejor tema para tan actual condición, en otra ocasión he comentado de mocos y otros efluvios, al referirme a la presencia y muchas veces persistencia de mocos en los niños, lo cual puede ser tan normal a ciertas edades que inclusive usamos como sinónimo de niño: mocoso.

La nariz, un sofisticado instrumento detector de humedad, presión, olor, temperatura y otros tantos, ante la presencia de irritantes, baja temperatura, mucha humedad, contaminantes y otros tantos, reacciona y responde con estornudos, mucosidad y congestión (edema), condicionando obstrucción respiratoria, lo que obliga a respirar por la boca, estructura que no está diseñada para tal fin. El respirar por la boca introduce aire no filtrado, no tibiado y en flujo directo (laminar vs turbulento cuando es por nariz), lo que propicia irritación faríngea, traqueal y hasta pulmonar.

Estos tiempos de frío son muy propicios para afectar a las vías aéreas superiores, muy en especial a los humanos en los extremos de la vida, algo que no afecta a otras especies y ¿será porque al creernos lo máximo de la evolución, somos chiquiones?

Los niños se ven más afectados por diversas razones y es muy común verlos con “mocos”, pero si ese moco es claro, fluido, no hay fiebre, buen estado general y con nuestros cuidados evitamos que se espese (lavado nasal), que fluya, que no se estanque, eso, es más que suficiente, sin embargo; si lo enfrío, no lo aseo, no le doy todas sus medidas generales, lo más probable es que se complique y ahí sí requerirá de diversas medidas terapéuticas, dependiendo de su nivel de complicación.

Muy comúnmente los padres consultan y se quejan de que “no deja de salirle moco” y quisieran medidas más cómodas que estar: chupando, lavando, nebulizando, etcétera. Los fármacos sintomáticos son solo paliativos, no son resolutivos. Con un niño sano, que come, incrementa bien su peso y su talla y no tiene complicaciones, estense tranquilos, pero háganle lo debido.

Lo que en verdad preocupa, son aquellos niños que tienen una comorbilidad, que tienen algo más que tan solo el escurrimiento de moco, como puede ser un fondo alérgico, anatómico, funcional o simple y sencillamente un factor perpetuador como pueden ser: guardería, salidas de casa a horas no adecuadas, casas muy frías, humedad, con moho, polvo, tabaco u otros humos, poca o nula leche materna, etcétera.

El asma infantil está aumentando en todo el mundo y desde hace muchos años se conoce la relación existente entre la contaminación aérea y la propensión a estos problemas. Estudios recientes en Europa relacionan su incremento con la contaminación ambiental. Antiguos o recientes, la evidencia no deja duda en relación a cuidar lo que las personas respiramos. En nuestra querida, maltratada y descuidada Ensenada, el polvo ambiental pulula, lo que aunado a que nuestras casa-habitación no están construidas para el tipo de clima que tenemos, esto las torna frías, húmedas y poco ventiladas y nos hace caer en lo que se conoce como “edificio enfermo”, por lo tanto, en la inmensa mayoría de los casos, la casa y el ambiente ocupan el tratamiento, el mocoso (niño) solo manifiesta lo que le está agrediendo.

Un niño sano con moco frecuente, ante el cual los cuidados son negligentes, desarrollará una o varias comorbilidades: sinusitis, otitis media, traqueítis, neumonía, etcétera o simple y sencillamente, desmedro y falla de desarrollo, por pasar más tiempo enfermo que sano.

El trabajo del pediatra es detectar si existen comorbilidades, detectar los factores contribuyentes y en equipo con la familia, buscar una solución: en la inmensa mayoría de los casos, el trabajo se centra en orientar y constatar los avances en el óptimo desarrollo del menor y muy en especial, evitar el abuso de fármacos, entre los que se encuentran los antibióticos, que son muy útiles cuando se usan en forma racional.

*Coordinador de Relaciones Públicas del Consejo Nacional de Lactancia Materna A. C.

sicardi53@gmail.com

...

Comentarios