CRÍTICA DE LA RAZÓN CÍNICA

Comadronas de la información

Por Rael Salvador
viernes, 27 de diciembre de 2019 · 00:22

Entre el conflicto interno y la descalificación pública, muchos temas de orden prioritario se encuentra en el centro de la controversia, pero cuando el comentario político (que nos concierne a todos) se torna incisivo, carente de beneficio moral y beneplácito intelectual, hundimos el juicio periodístico a la altura de la farándula.

Y en esa farsa informativa, la opinión irresponsable contamina y merma nuestro natural derecho a tener una respuesta justa, más que inmediata, fugaz y perecedera.

En este tipo de cotilleo de pasillo, disfrazado de comunicación y dictamen, lo que sí parece cuestionable es que el periodista sea menos capaz para la investigación y estropee sus recursos en el murmullo personalizado.

Tiempo atrás, solía llamarse “Trotaconventos” a las comadronas de la información, por el hecho de traer a la luz lo que pertenece, por regla de cortesía y muestra de educación, al ámbito de la disculpa y la rectificación humana.

Abierto las 24 horas, todos los días del año, el acontecer del mundo es nuestra principal escuela: la eternidad también comienza en lunes.

Alguien digno de utilizar la pluma como estilete, debería templar su talento más en las bondades de la civilización que en la gratuita especulación de la barbarie, lo que le serviría para defender cualquier honor, incluso el de ser periodista a ratos.

Los comunicadores, acariciados por el lomo y cantando loas al cielo de tener un empleo, colocan con la tinta de sus plumas los cortinajes de humo.

La información se maquila, se manipula, se tergiversa, ofreciéndole otro significación al lenguaje, otra cara al sol de la realidad.

Empañando con el lodo de la conveniencia, la ventana del periodismo muestra su gesto fingido, favoreciendo sólo a aquellos que no les conviene que la realidad tenga un nombre propio.

Sí, esos mismos que, a través de los grandes titulares de los diarios, contribuyen a la putrefacción del mundo, sin olvidarme de sus comentaristas que, por lo que podemos leer y en muchos casos descifrar, sólo sacuden frenéticamente la punta de sus alma dejando gotitas de tinta que marcan su territorio como un paraíso cuestionable…

¿O qué creías?
La ideología es un molde donde el territorio vivo del mundo no encuentra acomodo. De ahí que forcemos la realidad con los infinitos lenguajes; de ahí la justificación atroz de la idea, la teoría inválida del fundamento, el metalenguaje, la geometría epiléptica del caos, la gramática lívida de la disolución y el acomodo, la formulación arbitraria, el desorden, la confusión de babel...

La diferencia entre el estudio de las ideas y las palabras es que los real es evolutivo y el lenguaje mutante.

Abramos la prensa y observemos dónde palpita la palabra, dónde su transparencia se torna valiosa y bella, y no por ello menos justa. Una reflexión bien escrita, un cuento o un poema nos pueden decir mucho más que un “opinión de centro o de provincia”, “el boletín transcrito” o un tratado de “estadística de manual”.

Por ello, los periódicos ningunean el gran valor literario que se instala en los Suplementos Culturales, en algunas contadas columnas de opinión o en la infravalorada Sección de Cultura...

El ejercicio periodístico no se salva de esta tara moderna de “boquear” contra las bondades del Socialismo o lo que sea (viniendo del hombre, me da igual). Hay quien dice que se comprenden sus razones: “periódicos jóvenes y en formación”, aunque sus impulsores sen viejos lobos de la redacción.

Sabemos que todo periódico tiene una responsabilidad de emisión tendenciosa, mas por ello no debe perder la “brújula”.

En estos tiempos de arreglos y componendas, esos periodistas de la “revulsión” saben que cualquier cosa que digan, o que no digan, será utilizado a favor o en contra suya… bajo las no tan nuevas leyes del Transformación.

raelart@hotmail.com

...

Comentarios