BARÓMETRO POLÍTICO

Encrucijada boliviana

Por Susana Silva Gallardo*
martes, 31 de diciembre de 2019 · 00:00

Si se pensaba que la situación política dentro del país boliviano era difícil a partir de lo acontecido en las pasadas elecciones presidenciales y la decisión del gobierno mexicano de cobijar a Evo Morales como asilado político, la situación no ha hecho mucho por mejorar en el ramo diplomático.
Desde la subida al poder de la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, la relación entre México y Bolivia no ha sido la más cordial e incluso se ha visto cada vez más y más afectada por acciones diplomáticas que les han jugado a los dos países en contra.
La primera de ellas, por parte de México, quien, siguiendo una larga tradición diplomática, se encargó de otorgar el asilo político a Evo Morales. El problema subsecuente se manifiesta a partir de las declaraciones políticas que Morales continuó haciendo a pesar de su asilo político, cosa que el gobierno boliviano criticó del mexicano, aludiendo a una violación del Derecho Internacional.
A pesar de ello, la Secretaría de Relaciones Exteriores de México aludió a las declaraciones, exponiendo que no existía una violación, pues aludiendo a la Convención sobre Asilo Territorial del que México forma parte a través de la Organización de Estados Americanos, se declara que el Estado no puede coartar el derecho a la libertad de expresión del pensamiento del asilado.
A pesar de esta declaración, dicha disposición (el artículo VII) también incluye una excepción, que manifiesta que en caso de que las declaraciones constituyan un tipo de propaganda sistemática que incite al uso de la fuerza o de la violencia contra el gobierno del Estado reclamante.
Por esta vía, es entonces que se podría entender de dónde vienen estas declaraciones por parte del nuevo gobierno boliviano, quien ha condenado la postura de Morales como un intento de separatismo y división nacional. Ante esto, la escalada de tensión en las relaciones diplomáticas entre ambos países no se hizo esperar.
Desde el 24 de diciembre, el gobierno mexicano ha reclamado un hostigamiento por parte del gobierno boliviano a la sede de la Embajada de México en Bolivia, así como la residencia personal de la embajadora mexicana, María Teresa Mercado.
Días después, un extraño incidente tuvo lugar en la misma residencia, pues la embajadora mexicana, después de recibir a los encargados de la sede diplomática de España en Bolivia, se informó que varias personas encapuchadas querían acceder a la zona residencial, cosa que el gobierno boliviano no permitió y acuso a España de formar parte de un complot internacional que involucra a los nueve asilados políticos, exmiembros del gobierno de Morales y que ahora se encuentran refugiados en la residencia de María Teresa Mercado.
Después del incidente, este fin de semana pasado, el gobierno boliviano expulsó a los delegados diplomáticos españoles, lo que añade una nueva fuente de fricción no solo con España, sino también nuevamente con México.
Por ahora, el futuro político de Bolivia parece incierto, aunque nuevas elecciones presidenciales figuran a ser convocadas en junio de 2020, la situación parece inestable. Aunado a ello, el nuevo gobierno no parece hacer mucho por mejorarla, puesto que su consolidación y legitimación depende en gran parte, tanto de sus nacionales como de sus pares internacionales, lo que no parece estar logrando ni de un lado ni de otro.

*Estudiante de Relaciones Internacionales del Tec de Mty campus Guadalajara
susanasilvag96@hotmail.com

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