ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Trabajador, ciclo de vida y gestión del trabajo

Por Enrique Soto Aguirre*
sábado, 7 de diciembre de 2019 · 00:00
Los cambios constantes en el mundo del trabajo que incluyen entre otras cosas la tecnología, la organización de la producción y las relaciones contractuales, influyen directamente en la generación de contenidos que nutren un sentido del trabajo.

A partir de estos cambios se da una revaloración de algunos aspectos sustantivos en la vida de los individuos y que influyen directamente en la manera como se gestiona la relación con este aspecto de la vida. Actualmente se refuerza la idea de que el trabajo es un medio para vivir y no la vida un tiempo para trabajar.

Los trabajadores jóvenes expresan lo anterior con relación a la posibilidad de construir una carrera en un sector determinado a través de la dedicación total al trabajo, lo que supone sacrificios en otros ámbitos de su vida pues implica la continua actualización de conocimientos y habilidades y los ascensos están condicionados por un dominio cada vez más complejo del campo en el que se quiera desarrollar; la segunda es una gestión de la vida laboral que sacrifica ascensos para seguir contando con tiempo libre para realizar otras tareas relativas a otros ámbitos de la vida cotidiana como la crianza de la familia o el desarrollo de otros pasatiempos, conocimientos y habilidades.

Lo anterior no implica que los sujetos no identifiquen aspectos sustantivos derivados de su trabajo sino simplemente que prefieren establecer un balance entre su vida laboral y el resto de los aspectos significativos en su vida, como la familia o el cultivo de algún pasatiempo e incluso el tiempo destinado al ocio.

La relación flexible de las empresas con los trabajadores y el compromiso de la empresa acotado al tiempo que el trabajador le es útil a la misma, tiene un peso importante en la decisión final sobre la administración del tiempo de vida laboral y del tiempo de vida en general, esto convierte al trabajo en una ocupación meramente instrumental.

Esta reflexión da como resultado un proyecto de vida que se consolida la relación individuo-trabajo. Ya sea que el individuo opte por profesionalizarse en el trabajo y dedicarse de tiempo completo a ello o bien que decida hacer un balance entre el trabajo y el resto de los ámbitos sociales en los cuales toma partido, el trabajador destina el tiempo restante para la consecución de la meta trazada de acuerdo con su proyecto y con las posibilidades que el mercado laboral le propicia.

Quienes optan por dedicar más tiempo al trabajo lo reflejan en una profunda pasión y entrega por el desarrollo de su sector de actividad y lo que ellos le atribuyen en términos de la evolución del ser humano, sus conocimientos, dominio del medio y las fronteras impuestas a su condición humana. La otra constante es la inmensa cantidad de tiempo invertido en detrimento de las otras esferas de la vida incluida la familia.

El sentido del trabajo entendido de esta forma se construye en pasos sucesivos de aprendizaje y de continua reflexión que permiten ir sumando contenidos de acuerdo a la propia experiencia, resignificando aquellos aprehendidos de su contexto socio histórico.

El resultado es un todo complejo que se expresa en la vida cotidiana en actitudes hacia el trabajo, compromisos sociales, resultados obtenidos y metas por alcanzar. La heterogeneidad en la construcción del sentido del trabajo se condensa en contenidos expresados de manera individual e impacta de forma distinta lo que se percibe como desarrollo, compromiso, lealtad, crecimiento tanto a nivel individual como grupal o social.

*EAHNM/Centro INAH B.C.

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