CRÍTICA DE LA RAZÓN CÍNICA

La última rebelión de los ahorcados

Por Entretenimiento reflexivo apto para ociosos
viernes, 22 de marzo de 2019 · 00:00
Rael Salvador

I Esfuerzo
Inflamarse la lengua hablando de la importancia del trabajo conlleva su esfuerzo, pero no son esos los músculos que generan la energía para que el mundo continúe girando.

II Avaricia
Sobarse las manos con delectación ansiosa por un logro económico y que no lo impidan las ampollas, los callos o las heridas, es señal inequívoca que, iluminada por la sorna de la mezquindad, nos toparemos con la grandilocuente mueca de un avaro.

III Cifras
En el desequilibrio de ricos y pobres, lo que les sobra a unos es lo que les falta a otros; la ciega apatía de cerrar los ojos produce bocas abiertas, por eso la cifra que resulte de tus ganancias es similar al número de hambrientos que te rodean.

IV Diferencias
En el orden social de las civilizaciones, dos diferencias evolutivas: los que tienen y los que no tienen, los vertebrados gaseosos y los desarticulados a gas. Es decir, los que aprehendieron a Marx y los que aprendieron a amar.

V Jodidos
Si estamos jodidos por obra de Dios, es que somos pecadores; si lo estamos por orden moral, es que somos malos; si por ineficiencia o por falta de preparación lo estamos, es porque somos burros… Pero si no lo estamos por ninguno de estos abusos cínicos y metafísicos, seguro es que ¡estamos jodidos porque nos estén jodiendo!

VI Encuéntrate
Busca tu nombre en la Lista Negra y si no apareces, es que has hecho políticamente sólo lo correcto. Busca tu nombre en las calles; si no lo has escrito, nadie lo hará por ti (las paredes son la prensa del pueblo). Búscate en la historia y encuéntrate; si no estás, es que no existes.

VII Cabezas
Si el pretendido líder no encabeza las demandas de la base, hay que ir por su cabeza y, ensangrentados, marchar con ella al frente. Si por ello te cuelgan, saca la lengua con espantosa naturalidad; comprende que esa es la última rebelión de los ahorcados.

VIII Ambición
Un hermano vagabundo, deseoso de reposar un poco su espíritu cansado, construyó una breve morada bajo una piedra a la faldas del principal cerro de Ensenada. No dudó en reconocer que la mejor vista la tenía frente al mar. Pero entregado a su ambición, prefirió husmear entre las rocas empinadas en busca de diamantes. Murió aplastado.

IX Satisfechos
Tenemos que añadir a todo esto, la creciente miseria espiritual de todos los “satisfechos”, que al no saber qué hacer con sus riquezas, le ofrendan a los más abandonados de esta Tierra las sobras y las sombras de su pesadilla hipnótica y comercial, parábola donde el hambre viene de afuera pero muerde por dentro…

X Riqueza
La existencia es la lectura de este libro vivo que se manifiesta en frases tan simples como bellas, tan sencillas como sabias. Se trata de la edad de la escritura. Pero todavía existen por ahí quienes vinculan la ausencia de dinero con la ancianidad, vejez con falta de solvencia, porque creen que con la lectura no cambiarán o no se transformarán, para luego confundir, así como así, la salud con la juventud. ¡Diablos, qué pobreza! Ya lo dejaba entrever Ceronetti: “La peste de la higiene es una sociedad repleta de viejos artificiales: ancianos sin sabiduría”.

raelart@hotmail.com

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