LA MARAÑA CÓSMICA

Los elementos en su año

Por: Rolando Ísita Tornell*
lunes, 4 de marzo de 2019 · 00:00

Hay cinco grandes ideas en ciencia, sostienen Wynn y Wiggins, físico y químico estadounidenses, autores de numerosos artículos y libros de ciencia. Una de ellas, la segunda según estos autores, aborda de dónde vienen los átomos del universo y cuál es su destino. Se trata de la Tabla Periódica de los Elementos químicos.
Todo lo que nos envuelve, rodea, que vemos o podemos tocar es materia, ésta puede ser dura como el acero, líquida como el agua del grifo o invisible como el aire. Los tabiques con los que se construye esa materia provienen de la primera gran idea, según Wynn y WIggins, las estrellas y sus colapsos producen todos los átomos de los elementos que integran la materia, excepto el hidrógeno y parte del helio.
Antes de 1869 ignorábamos que los átomos de los elementos podían ser agrupados todos y obedecer a algunas reglas para sus relaciones entre sí; y todavía más cerca, antes del primer cuarto del siglo pasado, no teníamos certeza de su fabricación en las estrellas. 
Sin que nadie las relacionara, estas dos grandes ideas son muy coherentes entre sí, no es descabellado afirmar que el Universo tiene en la tabla periódica su hoja de ruta. Primero se formaron el hidrógeno y el helio; a partir de este par de elementos y de la mano de la fuerza de gravedad se formaron las primeras estrellas y más helio. En sus hornos termonucleares la fusión de hidrógeno produce más helio, al acabarse su combustible poderosas fuerzas atractivas y repulsivas o sus violentos estallidos generan elementos más pesados, como siguiendo la bitácora de la tabla periódica.
Todo este conocimiento fue posible por la locura de entender cómo funciona todo, la libertad de investigación. Nadie pensó los favores que se prestarían estas dos grandes ideas con los conocimientos producidos, pero se los prestaron, con la ayuda de ingeniosos instrumentos: la  huella digital de cada elemento (la longitud de onda de energía absorbida o emitida) lo mismo en la flama del laboratorio de química procesada por un prisma, que en la luz proveniente de los luceros del cielo nocturno a través de los telescopios y procesada por el mismo prisma descubierto por Newton, al instrumento le llamamos espectrómetro.
La organización de la tabla periódica es sencilla, como agrupar naipes por tréboles, diamantes, corazones y picas; y del As al Rey. Así, los elementos se ordenan por su número atómico y la cantidad de materia que contienen, masa. Su número nos dice cuántas partículas de carga positiva y neutra tiene su núcleo, protones y neutrones y cuántos de carga negativa revoloteando a su alrededor, electrones.
Si las estrellas fabrican los átomos y éstos son los tabiques con los que está construido todo, estudiarlo y entenderlo es saber de nosotros mismos, nuestro origen, evolución y destino. Celebremos, pues, el año internacional de esa gran idea en ciencia: la tabla periódica de los elementos.

*Comunicación de la Ciencia UNAM-Ensenada
risita@dgdc.unam.mx
 

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