ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Globalización, territorio y desarrollo

Por Dr. Enrique Soto Aguirre*
jueves, 7 de marzo de 2019 · 00:00

En los años cincuenta, Marshall McLuhan, comunicólogo canadiense, observó que los medios de comunicación estaban uniendo al mundo, creando lo que él llamó una ‘aldea global’, el presupuesto básico era que los medios de comunicación presentes como la radio y la televisión estaban acercando las distancias del mundo, entrelazando a los sujetos de sociedades muy lejanas, haciéndoles participes de sus ideas y sus conflictos.

Este estrechamiento de las distancias a través de los medios de comunicación, favoreció la transmisión de ideas, culturas y tecnologías acelerando una característica privativa ya presente desde el siglo XIX. A diferencia de esa época cuando grandes contingentes humanos se movilizaron a través de las fronteras internacionales y de un continente a otro, la globalización actual no sólo se remite al comercio de mercancías alrededor del mundo, sino también a la masificación de medios y formas de comunicación, la intensificación del turismo internacional y desde luego a la producción de mercancías y a la organización del trabajo.

La globalización implica de muchas maneras la interdependencia de la regiones del mundo. La presencia de cada región en el resto del mundo es cada vez más creciente aunque no de manera igualitaria. Las regiones se constituyen como ‘hologramas’ donde se contiene la información total del mundo; lo mismo sucede a escala individual, los sujetos ya no son sólo el reflejo de la vida local y sus relaciones directas, son recipientes de la información mundial que fluye insesantemente.

El fenómeno se manifiesta como la interconexión a escala mundial de los mercados, los sistemas productivos, la organización del trabajo, en este proceso juega un papel el desarrollo de las tecnologías de comunicación. Como un elemento central está una revolución tecnológica, basada en las tecnologías de la información, la cual modifica la base material de la sociedad a un ritmo acelerado. Derivado de ello las economías de todo el mundo se han vuelto interdependientes.

En esta nueva realidad, se introduce también una nueva forma de relación entre economía, Estado y sociedad, resultado de una nueva geopolítica global. Las consecuencias de estos cambios se manifiestan en una marcada desigualdad en el desarrollo de las regiones. Como correlato del avance de las tecnologías de la comunicación, se desarrolla un nuevo sistema el cual integra progresivamente un lenguaje universal que involucra la producción y distribución de palabras, sonidos e imágenes.

A escala territorial, el proceso globalizador, obliga a la reinvención y reconfiguración constante, conforme emergen nuevas regiones y ciudades globales, donde se concentra la hegemonía política y económica del mundo, donde también se concentran los beneficios del proceso y se configuran los intereses que han de imponerse ante los demás. Para una amplia capa de los habitantes del mundo la globalización no ha funcionado, es un proceso inacabado que se manifiesta en la degradación de su ambiente, deterioro de sus vidas, disminución de sus ingresos y en el aumento de la pobreza.

Los beneficios son para pocos, las obligaciones son para los más, el reflejo del espejo globalizador, es muy limitado. La globalización supuso la generación de instituciones de orden mundial que la gestionaran, pero los objetivos fijados en ellas no responden a los intereses de la mayoría, no tienen intereses sociales, sus intereses son los intereses del mercado y ahí radica el principal problema, la globalización no está gestionada como una forma de desarrollo social sino como un principio rector del desarrollo económico que se basa en otras reglas y principios que distan mucho de ser los intereses de la mayoría aunque disfrazados del discurso del interés general.

 

*EAHNM/Cinah-BC

 

 

 

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