EL SOPOR DEL BUITRE

La hora feliz de AMLO

Por Gerardo Sánchez García*
viernes, 8 de marzo de 2019 · 00:26

El pasado viernes este reportero y columnista tuvo oportunidad de acudir a Palacio Nacional, en la Ciudad de México, a una de las conferencias mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El interés profesional -y la curiosidad personal- de estar ahí minimizó el hecho de desmañanarse y llegar ahí a las 5:30 horas -3:30 hora local-, para ser de los primeros en entrar luego de haber cubierto los requisitos para tener acceso a dicha rueda de prensa.

El viaje a la capital del país obedeció a otros motivos laborales, más atendiendo al refrán de que al que madruga Dios le ayuda, decidí estar ahí antes del alba en el ritual político-informativo que en este nuevo gobierno federal establece desde temprana hora la agenda nacional.

Medio centenar de periodistas de distintos medios, de diversas ideologías, educación y calaña entramos pasaditas las seis de la mañana con la esperanza de ser quienes hicieran la pregunta que detonaría la nota principal, la de ocho, aquella que sacudiría ese día al ex-DF y el resto del país.

AMLO llegó a las 7:15, ofreció una disculpa por el retraso pues debió iniciar a las siete en punto, iba acompañado del director del Archivo General de la Nación, Carlos Enrique Ruiz Abreu, y el subsecretario de Gobernación, Zoé Robledo Aburto.

Hablaron sobre la apertura -ahora si de a deveritas- de los archivos del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, que contienen las investigaciones políticas, los espionajes y reportes de casos de corrupción hechos por el Cisen y que permanecían resguardados -¡por el propio Cisen! - desde hacía varios años en el Archivo General de la Nación.

Las preguntas sobre el tema abundaron, hasta llegar a ser redundantes y rebuznantes por parte de algunos colegas.

De ahí se pasó a la decisión de López Obrador de no dar dinero -ni un solo peso- a las organizaciones civiles, a las que en forma genérica el Presidente descalificó y aunque habló de algunas excepciones, aseguró que a pesar de haber funcionado honestamente se prestaban al juego de los reaccionarios-neoliberales de crear un gobierno paralelo.

El gobierno federal, dijo enfático, se hará cargo de lo que hacen y hacían las oneges.

La mecánica para seleccionar al periodista que podía formular una pregunta era muy sencilla, con su dedo índice -el mismo dedito que a veces dice no- el Presidente decide y señala al azar.

Hubo algunos compañeros que a grito abierto formularon sus preguntas y -ante el enojo de los demás- les acabaron dando el micrófono.

López Obrador domina con maestría la conferencia. Hábil y marrullero en las respuestas específicas, ofrece breves discursos post-campaña en las preguntas abiertas.

Se le observa dominante y gozoso del escenario, en el que el público-periodístico está ansioso de obtener -infructuosamente- una declaración contradictoria, reveladora, impactante.

Luego de hora y media de conferencia-espectáculo, el Presidente decidió concluir la función. La mañanera ha terminado. Con el brazo derecho cansado de tenerlo en lo alto pidiendo la palabra, salgo satisfecho a medias de haber estado ahí, lamentando que el dedito lopezobradoriano no me hubiera elegido para formular la pregunta aguda, incisiva que -desde que inició el recorrido de tres mil kilómetros- había venido formulando en mi imaginación…

Tal vez, para la otra mañanera, me digo mientras salgo de Palacio Nacional y me detengo a contemplar la imponente arquitectura, el cúmulo histórico y monumentales dimensiones del Zócalo, la Plaza de la Constitución, la segunda más grande e indudablemente la más bella del mundo.

La libertad de la lectura
La Comisión Estatal de Derechos Humanos inició una campaña de recolección y donación de libros que se entregarán a las mujeres que se encuentran recluidas en el Cereso de Ensenada. Ello como parte de las actividades del Día Internacional de la Mujer.

La lectura, enfatizó Melba Olvera Rodríguez, titular de la CEDH, puede ser un factor que ayude a estas reclusas a lograr una mejor reinserción social.

Si usted puede aporte uno, dos o muchos títulos, leer brinda la libertad mental, espiritual y de la imaginación que ninguna reja o muro puede contener.

Los libros pueden llevarse a las oficinas de la CEDH en Ensenada o San Quintín y también al periódico El Vigía.

FRASE
Sí un flojo merece ir al cielo: ¿va o vienen por él?
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