LA BUFADORA

BUFADORA

Por El Mosquito
lunes, 1 de abril de 2019 · 04:25
Ayer domingo 31 de marzo comenzaron de manera oficial las campañas políticas de los candidatos que contienden a la gubernatura de Baja California, para un breve periodo de dos años con siete meses, porque en el 2021 se empatarán las elecciones locales con los comicios federales intermedios, lo que significará ahorrar un mundo dinero, reducir el desgaste electoral que representa celebrar votaciones en años consecutivos, y así permitir que el ciudadano no vaya a las urnas a cada rato, sino cada tres años.

Son seis los personajes que participan en la carrera para convertirse en gobernador de la entidad, ellos son: Jaime Bonilla Valdez (Morena-PT-PVEM-Transformemos); Óscar Vega Marín (PAN), Enrique Acosta Fregoso (PRI); Jaime Martínez Veloz (PRD), Héctor Osuna Jaime (Movimiento Ciudadano); e Ignacio Anaya Barriguete (PBC).

Y debido a las recientes reformas electorales, la duración de las campañas de proselitismo se redujeron de 90 a 60 días, y las de presidentes municipales y diputados locales ahora serán de 45 días y arrancan el 15 de abril, para concluir todas el miércoles 29 de mayo, tres días antes de la jornada electoral del próximo domingo 2 de junio.

Por tanto, bien harían los candidatos en aprovechar de forma inteligente este plazo tan corto, porque de entrada ya son varios los que pretenden judicializar el proceso electoral acusando de todo al aspirante de Morena que se ubica arriba en las encuestas que se han difundido en los últimos días. Si su estrategia replica lo que tradicionalmente se hizo en comicios pasados, en el sentido de privilegiar las campañas sucias, filtraciones a la prensa y prometer lo que nunca podrán cumplir, entonces sumarán los mismos o menos sufragios que los obtenidos en las elecciones federales de 2015 y locales del 2016, cuando de plano colapsó el voto duro de los partidos políticos denominados grandes.

Tampoco será garantía de éxito que los candidatos concentren sus campañas en las redes sociales y saturen de textos, audios y videos a la audiencia de las plataformas digitales, porque es indispensable conocer los hábitos de los cibernautas, quienes al final son los que deciden que ver, leer, calificar y compartir. Si no hay creatividad, calidad y credibilidad en el mensaje, lo que difundan partidos y candidatos en las redes sociales correrá la misma suerte que los spots políticos que se transmiten en la televisión y radio abierta, que no tienen impacto, nadie los recuerda y sólo invitan a cambiar de canal o frecuencia… ¿O usted recuerda algún spot que contribuyera a tomar una decisión a la hora de votar?

¿Qué hacen con el dinero?
Lo más extraño y sospechoso es que todos los años los partidos políticos con registro reciben una millonada de financiamiento público, que se supone deben gastar en su operación, que incluye tener afinadas sus áreas de organización electoral, pero en los hechos ocurre lo contrario, porque muchos de los candidatos que fueron registrados para la presente contienda no saben cuántas secciones electorales hay en el municipio y su distrito, ni el número de casillas que se instalarán para saber la cantidad de representantes que van a requerir en cada mesa de votación, tampoco disponen de la suficiente información estadística que les permita conocer el comportamiento electoral de su demarcación en los comicios realizados en la última década, que son datos básicos para implementar una estrategia de campaña efectiva, que no cueste tanto y que cause impacto en un periodo muy corto de campaña.

Queda claro que los partidos no se han profesionalizado, carecen de órganos técnicos-operativos, no tienen un diagnóstico de la coyuntura electoral y sus cuadros de militantes están plagados de gente con muy bajo perfil, oportunistas y buscachambas, puras medias cucharas que al primer cambio de orientación del viento traicionan a la organización política que durante muchos años les dio de comer.

El desplome de los otrora partidos fuertes se deriva de su alejamiento de la sociedad, porque siendo gobierno no fueron capaces de construir una agenda de prioridades con base en las propuesta de los grupos organizados, como las agrupaciones no gubernamentales, cámaras empresariales y asociaciones académicas y de profesionistas. Los políticos tradicionales todavía no entienden que la agenda debe ser ciudadana, que responda a sus necesidades y expectativas. ¿Sabrán los candidatos cuáles son las verdaderas necesidades de infraestructura de Ensenada?, ¿cómo van a resolver la bancarrota del Ayuntamiento?, ¿cómo abastecer de agua a la ciudad con tarifas congeladas desde hace años?, ¿sabrán donde se deben construir los próximo hospitales, escuelas, pasos a desnivel, parques y centros deportivos?, ¿tienen ya lista su propuesta concreta para resolver el problema de recolección de basura?, ¿cómo le harán para garantizar la seguridad pública?... y estás son apenas las primeras preguntas. Ya meternos con la terminación del libramiento, el tren Tecate-Ensenada; el aeropuerto civil en Ojos Negros, la carretera alterna a la Escénica, y los clústers energéticos y marítimos, es francamente pedirle peras al olmo.

De esto tienen que hablarnos y proponernos los candidatos, no andar repitiendo slogans y descalificando a sus adversarios.

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