DÍA DEL SEÑOR

Domingo de Ramos Ciclo C

Por Padre Carlos Poma Henestrosa
sábado, 13 de abril de 2019 · 00:00
Hoy, iniciamos la Semana Santa, sería importante saber qué hacer, y cómo vivir plenamente esta semana de gracia. Hoy Domingo de Ramos, da inicio formal a la Semana de la Pasión de Jesús.

Sería bueno vivir cada momento con Jesús, desde su entrada triunfal a Jerusalén, la institución de la Eucaristía, su Pasión en el Viacrucis, y las pascua de su Resurrección.

El Evangelio nos llama a comprometernos y sacrificarnos. Preferiríamos no escuchar todo lo que Jesús dice acerca de negarse a sí mismo y tomar la cruz en su nombre. En estos días se nos ofrecen una oportunidad de escuchar de nuevo nuestro llamado a unirnos a Jesús en su camino a una nueva vida.

En este día de Domingo de Ramos, Jesús entra en la ciudad santa, a Jerusalén, Toda esa multitud que le dieron la bienvenida, con palmas y vítores, querían ver su gloria. Luego se sentirían decepcionados porque les llegaría de una manera que no reconocerían: en obediencia y servicio a Dios. Si bien no vieron su gloria, nosotros sí.

Dios lo ha elegido asumir nuestro dolor como un ser humano, elegido para caminar nuestro camino. Por nuestra presencia en estas liturgias esta semana entramos en una unión especial con Cristo. Debido a que Jesús estaba dispuesto a entrar en su sufrimiento, eso significa que todo lugar donde la inocencia sufre es tierra santa. Esta semana nos recuerda que descubriremos terreno sagrado cuando y donde estemos dispuestos a involucrarnos personalmente en el dolor y la lucha de los demás. Además, hemos aprendido de Cristo que sufre en nombre de otro o de pie, con los que sufren, puede traer sanidad.

Este día, al meditar la Pasión del Señor ojala sea un ejercicio muy provechoso para nuestra vida espiritual. Y resultara más provechoso cuando personalizamos los efectos de la Pasión, es decir, cuando podemos percatarnos de que cada sufrimiento de Jesús fue por mí y para mí. Caer en la cuenta de que yo personalmente estuve en el corazón y en la mente de Cristo en esos momentos es muy conveniente para aprovechar las gracias de redención que emanan de la Pasión salvadora de Jesús.

A esta carga de su Pasión, se unía su infinito Amor por cada uno de nosotros, y le invadía una mayor tristeza aún por vernos ofendiendo al Padre. La agonía no quedaba allí, sino que a esto se agregaban nuestros desagradecimientos y falta de correspondencia a todos estos sufrimientos suyos. El ver que ¡tantos! desperdiciarían los indescriptibles tormentos que El padecería en su inminente Pasión y Muerte, pudo haber sido la mayor causa de esa lucha. El desprecio nuestro a su amor y a su entrega tiene que haber sido insoportable.

Tal fue el sufrimiento de Jesús que tuvo que venir un Ángel para animarlo en su oración. ¿Qué misterioso consuelo traería el Ángel a su Dios? Algunos han especulado que, ante la angustia por todos los que desperdiciarían las gracias de redención, el consuelo angélico pudo haber sido el recuerdo de los muchos que sí se salvarían por su sufrimiento.

Hoy es una buena oportunidad para identificarnos con Jesús, ¿Estás dispuest@ a hacerlo?

Que Dios, que con su infinito Amor nos dio su vida, los bendiga hoy, acompañe y proteja siempre.

cpomah@yahoo.com

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