Amador…del deporte

Un deporte no tan blando

Por MAO.
sábado, 20 de abril de 2019 · 00:00


A pesar de que desde pequeño desayunaba, comía y cenaba beisbol, crecí admirando jugadores que practicaban un deporte muy similar a mi pasión.

Mi padre al llegar a este puerto ya venía de un retiro prematuro del beisbol; lo había practicado y muy bien tanto en su natal La Paz, como en Ciudad Obregón, y sólo se dedicó a jugar este deporte en mención.

Después de practicarlo por pocos años y a buen nivel, decide dejar de jugarlo y hacerle una promesa a mi madre: “Nunca más me volveré a poner un uniforme completo para jugar”, y lo cumplió.

Imaginar a un pelotero que no llegue a sus 40 aún y dejar de jugar, ha de ser algo difícil.

Ah, pero recuerde, “uniforme completo”, por lo que, sin firmar con ninguna liga, con su pants, su gorra y alguna camiseta deportiva, jugaba torneos no oficiales, sin ser profesor, lo llevaban a magisteriales, pero siempre en ese deporte que aun no alcanzaba a encajar en mis gustos.

No por eso dejaba de perder interés en lo que a esta disciplina tocaba, porque era común ver en la prensa de aquellos días (como hasta el día de hoy) grandes nombres de jugadores que lo practicaban. Y digo que lo jugó a gran nivel porque mencionaba jugadores, tanto compañeros como rivales, tales como los Plateros, los Orozco, un “Zurdo” Cordero, un Memo Hernández, un “zapato” Murillo, Don Jesús Estrada, que decir de un “Forito” Bojorquez y de un José “Prieto” Soto y tantos más que dieron lustre a este deporte de la pelota blanda.

Y a la par de ellos, claro, las mujeres no se quedaban tan atrás, sobre todo con la descendencia que tuvieron los dos últimos mencionados. Y algo que nunca se me olvida, que decía mi padre: “y de bat boy traiamos a un chamaco que apenas empezaba a lanzar, pero era muy descontrolado”, se refería ni más, ni menos que al gran Kimby Romo.

Ahí supe que para mis queridos softbolistas ensenadenses, de aquellos años, uno de los enemigos públicos numero uno era un tal Ron Ortega y otro llamado Tito Florencia (saben que no hablo en forma despectiva sino para dimensionar la grandeza de estos jugadores), por mencionar a algunos.

Difícil vivir junto al mar y no aprender a nadar, así que a los años, optamos por practicar este hermoso deporte que tantas satisfacciones nos ha dado.

Hoy hablo no tanto de las leyendas que lo han practicado, ni querer hacerle una columna especial a mi padre, para tales cosas no alcanzaría ni toda la sección deportiva, pero sí de lo que el softbol ha significado para nuestra ciudad y la manera tan magistral en la que hombres y mujeres de este puerto lo han practicado en diversos escenarios, y les ha remunerado con actuaciones apoteósicas que los han llevado a rozar la antesala de la gloria.

No por nada nuestro estado se ubica en el primer lugar en la nación de este deporte. Se le llama así según porque la pelota es blanda, suave, pero el corazón del jugador se vuelve duro, aguerrido, la mente fría y con una pasión igual o más que el beisbol; yo veo a la pelota con la dureza misma que una de beisbol, y como tal lo tienes que jugar: con la consistencia que te lleve a jugarlo a un diamante más lejano.



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