DESDE LA BANQUETA

Son obedientes sin que nadie se los pida

Por Sergio Garín Olache
lunes, 22 de abril de 2019 · 00:00

La obediencia anticipatoria es una tragedia política aquí y en China. Puede que en un primer momento los gobernantes no supieran que los ciudadanos están más que dispuestos a transigir con este valor o con aquel principio. Tal vez, al comienzo, un nuevo régimen no tiene los medios directos para influir sobre los ciudadanos en un sentido o en otro.

Ejemplos que nos da la historia: Después de las elecciones de 1932 en Alemania, que llevaron a los nazis al gobierno, o tras las elecciones de 1946 en Checoslovaquia, donde los comunistas lograron la victoria, el siguiente paso crucial fue la obediencia anticipatoria.

Gracias a que en ambos casos un número suficiente de personas brindaron voluntariamente sus servicios a los nuevos líderes, tanto los nazis como los comunistas se dieron cuenta de que podían avanzar rápidamente hacia un cambio total de régimen. Y después ya resultó imposible revertir los primeros e irresponsables actos de conformidad.

A principios de 1938, Adolf Hitler, para entonces plenamente afianzado en el poder en Alemania, amenazaba con anexionarse la vecina Austria. Una vez que el canciller austriaco se dio por vencido, fue la obediencia Anticipatoria de los austriacos lo que decidió el triste destino de los judíos de ese país. Los nazis austriacos locales apresaban a los judíos y les obligaban a fregar las calles para eliminar los símbolos de la Austria independiente. Y lo más crucial fue que las personas que no eran nazis contemplaban aquellas escenas con interés y regocijo. Los nazis, que habían elaborado listas de los bienes de los judíos, robaban todo lo que podían. Y lo más crucial fue que muchos otros que no eran nazis participaron en el robo. Como recordaba la teórica política Hannah Arendt, “cuando las tropas alemanas invadieron el país y los vecinos gentiles comenzaron a organizar disturbios ante las casas de los judíos, los judíos austriacos empezaron a suicidarse”.

La obediencia anticipatoria de los austriacos en marzo de 1938 les enseñó a los altos gerifaltes nazis lo que podían hacer. Fue precisamente en Viena, en agosto de aquel mismo año, donde Adolf Eichmann estableció la Oficina Central para la Emigración de los Judíos. En noviembre de 1938, siguiendo el ejemplo que habían dado los austriacos en marzo, los nazis alemanes organizaron el pogromo a escala nacional conocido como la “Noche de los Cristales rotos”.

En 1941, cuando Alemania invadió la Unión Soviética, las SS tomaron la iniciativa de idear los métodos para asesinar en masa, sin que nadie les diera la orden de hacerlo. Supusieron lo que querían sus superiores y demostraron lo que se podía hacer. Era mucho más de lo que Hitler había imaginado.

Comprendo por la historia que las personas son extraordinariamente receptivas a las nuevas normas en un nuevo escenario. Están sorprendentemente dispuestas a hacer daño a otros en aras de algún nuevo cometido si así se lo ordena una nueva autoridad. Tienen toda la capacidad de ser tremendamente crueles y estúpidas. Observo mucha obediencia anticipatoria en México.
 

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