PROYECTOVINO

“El reconocimiento”

Por Araceli Velázquez Córdoba
jueves, 25 de abril de 2019 · 00:00
“Espera ingratitud, así cuando ésta llega, ya no te golpea... ¡Tanto!”, me dijo sabiamente mi padre, como generalmente lo hace. Fue en un momento en el que me estaba debatiendo entre sentimientos encontrados. A alguien que ayudé con todo el cariño que le tenía, estaba recibiendo un reconocimiento muy grande por algo que era totalmente de mi autoría. Y cuando agradecía al mundo, universo y humanidad, decidió ni siquiera nombrarme. No me malinterpreten. Lo hice de manera desinteresada y a sabiendas que yo no aparecería en “los créditos”, pero cuando escuché que le agradeció hasta al gato de su tía y a mi no, ya no me gustó nada.

No estoy segura que se trate de una cuestión de educación, respeto o principios, la verdad no sé el por qué le cuesta tanto trabajo a ciertas personas, instituciones o empresas, reconocer el trabajo de los demás y utilizan productos, textos, logos, nombres, imágenes e ideas como propias. Desde que empecé a vivir, aprender o crecer en el mundo del vino, he tratado de darle a todos aquellos que me han ayudado a acercarme a él, incluso aquellos que trataron de desprestigiarme, el reconocimiento que merecen. Porque yo seré lo que quieran pero agradecida, siempre y hasta la muerte, pero esa es una muy personal forma de pensar o actuar y que obviamente no todos compartimos. Y estoy cien por ciento segura que muy difícilmente va a ser una postura recíproca.

Desde el principio llegamos con cosas innovadoras, y como no, si éramos nosotros por completo nuevos en esta industria, estudiamos y acatamos las “reglas” y las hicimos a nuestra forma, fresca y con mil posibilidades. Así fue nuestro comienzo, cual va siendo nuestra sorpresa al ver que los demás que ya llevaban años en esto empezaron a copiar nuestros métodos, nuestras formas de ver este mundo. En algunos casos, lejos de molestarnos nos encantó la idea, sin embargo, hay otro tipo de “copias” que simplemente no pueden ni agradecerse.

Somos muchos y muy distintos los que estamos dentro de esta industria del vino. Algunos son pioneros en algo, otros llevamos años en ello y una gran parte están apenas descubriéndola. Muchos haciéndolo honestamente, por convicción y amor. Y muchos otros por moda, porque “está padre” o porque el vino los hace –pertenecer- a un estilo de vida que les parece atractivo y que creen que sin él no podrían tener y ya los veremos después, irse en manada junto a los “influencers” tomándose selfies hacia nuevas tendencias que les permitan seguir viviendo de gorra.

Y es que debemos admitir que el dedicarte al vino es tan rico que ni parece trabajo, pero las personas creen que trabajamos bebiéndonos el vino que se vende, promociona o hace y obviamente siempre acompañados de excelente comida, en un lugar hermoso, con gente linda y bueno ya se crea un universo y forma de vida que a cualquiera le llamaría la atención, sin embargo, obviamente esto no existe, hay mucho más allá.

Me dan mucha risa algunas personas que necesitan de algún tipo de reconocimiento por haber cursado un diplomado o carrera completa, o sea como si el abogado siempre estuviera en pose de foto listo para que le elogien el desempeño que tuvo en los tribunales, cerrándolo con una selfie acompañado de la pareja que logró divorciar. Ya saben, gente muy extraña que aun no entiendo el porqué y para qué vive de ser reconocido como si hubiera descubierto la cura contra el cáncer, cuando sólo hay una sola verdad: El vino es por y para todos.

aracelivelazquez@proyectovino.com.mx

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