DESDE LA BANQUETA

Los sueños rotos de Hernán Cortés

Por Sergio Garín Olache
viernes, 5 de abril de 2019 · 00:00
Hernán Cortés murió en Sevilla en 1547, poco después de obtener de Carlos V una ley para que la Inquisición no pudiera juzgar a los indígenas en Nueva España. Iba en camino a Cádiz para volver a Nueva España, cuando detuvo su viaje al sentir la cercanía de la muerte.

Sus tres hijos, dos de ellos mestizos, estaban en España con él; sus seis hijas, tres mestizas y tres españolas, estaban en Cuernavaca. Tenía el conquistador 62 años y miles de kilómetros recorridos. Además de su viaje que culminó con la toma de Tenochtitlán, Cortés exploró Centroamérica, el litoral del Pacífico, la Península de Baja California y el mar que hoy lleva su nombre. Además había viajado a España y de vuelta a América en 1528, y en sus últimos años se dio el lujo de luchar junto a su emperador, Carlos V, contra los turcos.

Don Hernán mandó llamar a un notario cuando supo que no tendría fuerzas para volver a América. Dejó herencia para sus nueve hijos y se lamentó de que la codicia de Carlos V hubiera convertido a su Nueva España en una colonia, y no en el reino independiente que el propio Cortés había vislumbrado.

Recomendó que la Inquisición fuera retirada de Nueva España para que la Iglesia no se apoderara (como lo hizo) del nuevo reino. Dejó una de sus propiedades y una fortuna para construir el Hospital de Jesús, y como última voluntad solicitó que sus restos fueran llevados al que consideraba su país: Nueva España.

Más de la mitad de su vida había estado Cortés en América, 34 años, y se sentía un total extranjero en España. Nunca había estado en realidad muy adaptado a la vida española, por eso dejó la península a los 19 años de edad; a los 35 ya había construido un nuevo reino que planeaba como pluricultural y distante de la medieval Castilla; una nueva sociedad con una nueva raza donde el hispano y el indio fueran iguales y dieran a luz al nuevo habitante de esa Nueva España: el mestizo. Con su último aliento sabía que todos sus sueños se habían hecho añicos por la ambición y la falta de visión de Carlos V.

Hernán Cortés tuvo siempre un proyecto y trató de llevarlo a cabo mientras gobernó; por extraño que se escuche: una Nueva España independiente de España. Es decir, tomó posesión de todo en nombre del rey Carlos V, a quien siempre fue leal, y siempre mandaba a España el quinto real, el impuesto que se le debe al rey, pero fuera de eso, y de reconocerlo como máximo soberano, Cortés se dedicó a establecer la agricultura, tanto de frutos americanos como europeos, alentó la minería, se dedicó a la construcción de barcos y puertos para comerciar con Perú y con el oriente… siempre con la idea de que, una vez descontado el quinto del rey, toda la riqueza generada se quedara en esta tierra.

Dentro de los planes de Cortés estaba fomentar el mestizaje, por lo que prohibió la llegada de mujeres españolas y casó a sus capitanes con princesas indígenas; él mismo tuvo hijos mestizos a los que reconoció, bautizó y en su momento heredó; incluso solicitó una audiencia para llenar al Papa de regalos y obtener que reconociera a sus hijos ilegítimos.

Dentro de su proyecto mestizo se incluía la cultura, no pretendía imponer las formas de pensar hispanas, sino una adaptación de culturas; eso sí, todos bautizados y cristianos, pero incluso ahí tenía en mente una visión mestiza del cristianismo que no despreciara a las divinidades originarias, por eso siempre quiso franciscanos y sólo franciscanos en su reino, porque esa orden compartía su visión.

Hay que decir que la Nueva España de Cortés no incluía las tierras chichimecas, ya que no quería el conquistador una guerra sangrienta contra esas tribus nómadas del norte. Dentro de lo que sí era su México, siempre hubo paz y prosperidad, y los pueblos indígenas respetaban al gobierno de Cortés. Poco tiempo duró aquello antes de que otros españoles, muchos de ellos sus compañeros de batalla, otros tantos enviados desde la Península, y desde luego los propios reyes españoles, dejaran que la codicia destruyera el proyecto mestizo de Cortés.



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