Amador…del deporte

Ese es mi amigo el Puma

Por MAO
sábado, 6 de abril de 2019 · 00:00

Por aquellos años de mi feliz adolescencia estaba muy de moda un festival de la canción avalado por la Organización de Televisión Iberoamericana (OTI), primero en su etapa nacional y luego internacional.

Cabe destacar que nuestro país al igual que España fueron los máximos ganadores de dicho festival con seis veces. Era como una especie de Panamericano de la canción con la madre patria como invitada.

A mediados de los setentas un baladista argentino hacía sonar con furia en la radio la canción homónima al título arriba mencionado y es aquí el punto de partida para hablarles sobre la amistad que llevo con este felino.

Al principio de conocerlo, por allá a principios de los 80’s, lo veía con cierto recelo; uno fiel a los colores de la Normal Estatal (aunque nunca jugué con ellos) y el todo un Pirata, hacían que todo lo que oliera a corsario fuera non grato para uno.

Se marcaba territorio, pues así marcaban los cánones. Si ya con el hecho de a veces caer derrotado ante ellos, causaba una mezcla de coraje y tristeza, más triste pintaba el panorama cuando “un tal puma” ¡andaba cortando una de las flores más bonitas de nuestro jardín magisterial!

De la noche a la mañana se convirtió en el enemigo público número 1. Al salir ahora a jugar contra Piratas, tenia doble motivación para ganarles.

Después de aquella final frente a ellos a mediados de los 80’s, nuestros caminos se separan, claro, este cuate no me hacia en el mundo; yo apenas iniciaba en el beisbol de Primera Fuerza y el ya era todo un gran tercera base y parte importante de su querida Liga Municipal en los estatales.

Pero el beisbol, como el destino, son solo instrumentos en las manos de Dios y Él ya nos tenía un encuentro, no fortuito, sino trascendental. A principios de los 90’s llegamos a vestir la misma franela, él como manager y yo como uno más de sus dirigidos.

Era un equipo fuerte en todos los aspectos y ahí fue donde descubrí, más bien, encontré al amigo. La manera como sobrellevó a una escuadra plagada de grandes peloteros de los cuales yo era el último, y la forma como supo imponerse dentro y fuera del campo, es algo que muy pocos logran.

Me ayudó a mostrar mi potencial en el diamante, dándome la confianza de ser su primer bat por años y abrir una alineación, que repito, estaba formada por una constelación de estrellas.

Me tenía tanta confianza que hasta en una final me alineó cuando yo ni siquiera estaba en el campo. De ahí en adelante se ha forjado una gran amistad; ya se le perdona que se haya llevado a una gran maestra y persona como la compañera de su vida, además, el también pertenece al gremio.

Un hombre de voluntad, de convicciones, de fidelidad a una liga que no le debe nada, es más, en la forma como busca siempre el bienestar de la Roja, y el beisbol en sí, pareciera que nuestro amigo tuviera una deuda eterna con ella.

Por eso, me llama la atención que a un personaje que procura la legalidad, el justo juicio y la honra a quien es merecedor de ella, se le llame “vándalo”, “un tal por cual”, y adjetivos próximos.

Lo irónico aquí es que: ¿Qué torneo de beisbol y softbol es bautizado con el nombre de un mozalbete? ¿Qué liga o asociación en donde no está su querida Máquina Roja haga reconocimientos a “un fulano de tal”? ¿Qué equipo profesional puede confiarle tan exigente cargo a un “don nadie”?

Amables amigos, lo conozco y no de ahorita, por eso les puedo asegurar que el león (en este caso el Puma) no es como lo pintan.



Nombre de la nota: COLUMNA

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