LA BUFADORA

BUFADORA

Por: El Mosquito
lunes, 13 de mayo de 2019 · 00:00

Una de las mejores operaciones hechas por el IMSS no ha sido precisamente en un quirófano, sino en ese universo complejo de las finanzas y la economía.

La necesidad, social e institucional, de una nueva clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social se había visto truncada por una disposición -un tanto absurda, hay que decirlo- que le impide a la entidad comprar terreno para construir sus instalaciones: Ha de ser donada.

En Ensenada, que cumple más de 30 años que se construyó la última clínica -y de consulta- las gestiones para la donación habían sido al Ayuntamiento, justo la entidad de gobierno menos solvente de los tres órdenes -pero la vida es así- que por su muy complicada situación financiera tuvo la genial idea del intercambio directo.

El presidente Municipal, Marco Antonio Novelo -aunque les incomode a sus críticos- propuso que el terreno para el Seguro Social se construyese en un predio del dominio municipal, siempre que se hiciera un trueque.

El Ayuntamiento donaba el predio a la Cespe, con quien sostenía un adeudo. Así se aceptó y la Cespe siguió la ruta, lo donó al Gobierno del Estado y éste al IMSS. Y listo, todos felices… por supuesto los principales, los derechohabientes.

Como el cuento que circula en la red, sobre la historia de un ranchero que necesitaba una habitación para dormir, a su paso por un pueblo que vivía una crisis donde todos tenían deudas y vivían a base de créditos. El ranchero deja al hotelero cien dólares como garantía de que volvería a pagar o recuperar su dinero. El hotelero toma el billete y sale corriendo a pagar sus deudas al carnicero, este toma el billete y paga su deuda al criador de cerdos, mismo que inmediatamente paga lo que le debe a la proveedora de alimentos para animales, y ésta, toma el billete al vuelo y se va a liquidar su deuda con el molinero, el que sin desperdiciar segundos corre a encontrarse con María, la prostituta del pueblo, misma que sostenía una deuda con el hotelero. En ese instante regresa el ranchero por su billete porque las habitaciones no eran lo que esperaba. Toma el billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la población vive sin deudas y mira el futuro con confianza.

Post debate de Ramos
El post debate organizado por Alfredo Álvarez en Síntesis el pasado 28 de abril entre representantes de los partidos contendientes en el ejercicio del IEE, mostró un Jorge Ramos que no es muy conocido en el resto del Estado. Ramos acudió por Oscar Vega Marín, el aspirante panista a la gubernatura, y al menos tres puntos abordó desde un ángulo hasta ahora no divulgado, hay que insistir en eso.

Lo primero, cuestionado por el colega Raúl Marín que fue por Héctor Osuna de MC, es que la restauración de la paz en 2004 en Tijuana -digámoslo así, aunque en realidad sólo bajó el índice de homicidios- no fue de Julián Leyzaola, como héroe de la película. En esa época Ramos era el presidente municipal, Oscar Vega el secretario ejecutivo de Seguridad Pública Nacional, Felipe Calderón el presidente, y otros muchos actores en el Ejército, la Marina, la Policía Estatal, ministerios públicos y la Policía Municipal. Pretender acreditárselo sólo Leyzaola suena a mucha crema a sus tacos.

Entre paréntesis, lo que Ramos quiso decir es que si los tijuanenses anhelan la paz, es más probable que el modelo exitoso que vivieron lo repitan con Vega y con Ramos -que se supone sería parte del gobierno-, y no de Leyzaola. Ese fue el mensaje encriptado.

El segundo tema, también puesto por Raúl Marín, fue ¿porque Vega siendo coordinador de la campaña del actual gobernador del Estado, pretendía deslindarse del gobierno? Ramos respondió algo así como el que quiera ver que vea, que los planteamientos de Vega son claros y no precisan del lenguaje de barrio para el deslinde. O sea, sí hay desmarque pero no al estilo del nuevo PRI de Acosta.

El último fue el recuento de la infraestructura que en 30 años ha dejado el PAN en Baja California, que quizás con un poco más de datos duros le habría salido mejor a Jorge Ramos, pero al menos logró despejar bien el concepto “30 años”, de los “últimos años” del sexenio por concluir.

De los demás representantes poco que decir, entre grises y buenas noches que ya tengo sueño, salvo que el vocero del PRI -y por lo que se ve el PRI al mando-, suponen que un partido nuevo parte del concepto de la juventud y no del cambio de actitudes. Enrique Acosta, de candidato a enterrador, se dio un balazo en el pie porque en lugar de convocar al orgullo -que los hay- entre sus militantes, optó por insultarlos.

Seguridad, ¿cómo fue?
Un tema que merece el análisis por separado, que surgió en ese mismo post debate, es qué tan cierto y válido es el cuestionamiento a Calderón que “despertó la guerra” por la persecución del narco en México.

Una pregunta que es bueno hacerse hoy, a trece años de distancia, es que si no lo hubiese hecho cuántos distribuidores de droga, jefes de ciudades y de estados habría en este momento, cuando el crimen organizado del narco recién se constituía en una federación al mando de Joaquín “el chapo” Guzmán Loera.

La pregunta tiene sentido porque entre el medio millón de muertos que pueden sumar de entonces a la fecha -la cifra ya sale de control- la enorme mayoría eran miembros de una u otra organización, y que la estrategia seguida por el gobierno de Felipe Calderón como de Enrique Peña Nieto y ahora de Andrés Manuel López Obrador es la misma: combate al narco y primero las cabezas. La lucha no ha desmerecido por el origen partidista, la misma con PAN, PRI que Morena.

Aunque parezca muy coloquial, entre las personas como entre los animales, el comportamiento de la sociedad como el de la manada, es similar. Todos siguen al líder y cuando éste falta, algunos reclaman el liderazgo. En tanto se acomoda el nuevo jefe del grupo, surgen el conflicto, la pelea, y entre ellos los muertos.

Sin descartar que un porcentaje han sido víctimas, inocentes que han caído por el daño colateral, lo cierto y verdadero es que el gobierno provocó la división, desmembró células, se dividieron entre ellos y en trece años se han diezmado. El arte de la guerra en su más nítida expresión.

Regresando a la pregunta, ¿cuántos serían hoy de haber continuado un solo jefe?
 

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