La inquina política

En el mes pasado, entre la gran cantidad de acontecimientos que experimentó el país mexicano, algunos de los que más destacaron fueron los disparos en los índices de contaminación y la mala calidad del aire en partes del territorio tales como la Ciudad de México, el Estado de México y la Zona Metropolitana de Guadalajara, especialmente en el área de las ciudades de Zapopan. Si bien estos altos índices, que incluso provocaron la activación de alertas de contingencia ambiental atmosférica, se producen a partir de una gran cantidad de elementos, entre ellos el clima-tiempo atmosférico, los agentes de ignición y combustibles, pero especialmente por razones antropogénicas.

Respecto a la situación, el Asesor Regional de las Américas sobre Calidad del Aire de la Organización Mundial de la Salud, Apro Marcelo Korc, menciona que para el caso de México, la ocurrencia y la severidad de los incendios forestales puedes verse afectados en gran parte por el cambio climático, pues el mismo podría cambiar considerablemente el tiempo atmosférico, el cual juega un rol importante en la aparición y propagación de los mismos.

Algo que se debe de considerar como una prioridad dentro de ciudades, sus áreas conurbadas y áreas rurales es la adaptación e innovación respecto a mecanismos y planes de acción en materia de prevención y manejo de incendios forestales, es importante resaltar que las acciones contra el cambio climático podrían ayudar en el largo plazo a la prevención de los mismos.

Ante esto, recientemente el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien desde su llegada al puesto se ha pronunciado de forma recurrente a la importancia de la voluntad política y civil respecto a las acciones que permitan mitigar las consecuencias del cambio climático. Es por ello que ha recalcado el hecho de que en los últimos años, la situación respecto al cambio climático no ha hecho más que empeorar y que, aunado a esto, la voluntad política de los Estados parece estar desapareciendo.

Esto puede deberse en gran parte, a la aparición de ideologías conservadoras o discursos del populismo de derecha que en gran parte, se ha dedicado a adoptar como postura el negacionismo ante la existencia del cambio climático. Aunque el mismo suele también ir acompañados de grandes corporaciones, especialmente las del sector energético, como la industria del petróleo o del carbón.

Prueba de la importancia del discurso del cambio climático en cuanto a la esfera política se puede representar en las recientes elecciones que se llevaron a cabo en Australia, donde las propuestas respecto a acciones sobre cambio climático parecieron fracturar a los electores y darle la victoria al Partido Liberal, un partido conservador liderado por Scott Morrison quien ahora es el Primer Ministro del país australiano.

Lo que ahora se le conoce como la Elección Climática Australiana del 2019, donde la coalición conservadora se pone al frente del gobierno australiano, el Partido Liberal ha hecho declaraciones acerca de la desaceleración de la economía australiana y que, para mantener la misma en forma, no se recurrirá a acciones que disminuyan el uso del carbón y por ende, las emisiones de gas carbono. Con el alza de los populismos de derecha en países desarrollados, cabe preguntarse ¿en dónde queda la voluntad política para cambiar la situación climática actual?