ANDANZAS ANTROPOLÓGICAS

Contexto y descontextualización arqueológico

Por Arqlgo.Rubén F. García Lozano*
jueves, 11 de julio de 2019 · 00:06

Los arqueólogos estudiamos el pasado, específicamente a las sociedades desaparecidas a través de sus restos materiales; para esto nos valemos de datos recuperados mediante métodos y técnicas de prospección (recorridos de superficie) y excavación.

Si bien nos acercamos a nuestro objeto de estudio mediante propuestas de investigación de un sitio o un área específica con interés académico, no es raro que ciudadanos encuentren o recuperen objetos arqueológicos de manera circunstancial ya sea en los patios de sus casas, en terrenos de cultivo, en caminatas en zonas semi urbanas o a campo abierto.

Dependiendo de la región del país –y la cultura y época a la que pertenezcan- estos objetos pueden ser fragmentos de vasijas de barro, esquirlas de piedra conocidas como lascas e incluso, herramientas completas o semicompletas como metates, puntas de flecha, esculturas de piedra y hasta sepulturas conteniendo los esqueletos de quienes nos precedieron.

La mayoría de las evidencias arqueológicas prehispánicas en Baja California se circunscriben a artefactos que fueron elaborados en piedra, también hay, pero en menor medida, los que se hicieron en cerámica, concha y hueso. Estos materiales suelen encontrarse en concentraciones de diversos tamaños en el terreno y pueden corresponder a los lugares de habitación estacionales o semipermanentes, estaciones de caza y talleres de fabricación de herramientas de piedra. En la costa estos sitios también contienen las evidencias de la explotación de recursos marinos pues hay sitios en los que se observan centenares de fragmentos de conchas, estas pueden ser de especies como el mejillón, abulón o almeja; conforme los sitios arqueológicos se alejan de la costa estos restos marinos disminuyen gradualmente y en la sierra son sumamente escasos.

Reconstruir la vida de las sociedades desaparecidas es una tarea compleja y es fundamental el registro detallado de las evidencias arqueológicas, conocer la posición en la que cada objeto se localiza en un espacio determinado y su asociación con las demás evidencias encontradas es crucial para la posterior interpretación de los datos. Para muestra basta un botón, una pipa de piedra encontrada hace dos años en un contexto inalterado de un campamento prehispánico de la localidad arqueológica de Costa Azul, que guarda características morfológicas y de materia prima y que hoy sabemos se fabricaban en la costa sur de California, nos indica las posibles relaciones de intercambio de objetos entre dos regiones en una época determinada, si dicha pieza que es excepcional en el registro arqueológico de la zona hubiera sido sacada de su contexto original no tendríamos elementos para reconocer estas posibles redes de intercambio.

De ahí la importancia de los contextos arqueológicos no alterados, incluso de los objetos que se encuentran en la superficie, su ubicación y relación con demás elementos asociados nos dan pistas importantes acerca de las sociedades que los produjeron y usaron. Atento lector, no está demás acercarse a las oficinas del Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH), si conoce de algún lugar con evidencias arqueológicas que corran el riesgo de perderse ya sea por acción humana o natural; hay que recordar que el patrimonio cultural es un bien de la nación no renovable y todo mexicano tiene derecho de conocerlo y la obligación de cuidarlo.

Oficinas en Mexicali 686 552-35-91 y 92 en Ensenada 646 178-25-31.

*Investigador INAH-BC
ce_tenochtli@hotmail.com
Facebook @sitioarqueologicoelvallecito

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