BAÚL DE MANÍAS

Grandes... hitos

Por Ma. Cristina Álvarez-Astorga
martes, 10 de septiembre de 2019 · 00:00

Este título está chistoso y cómo no iba a estarlo, si se lo pirateé a los simpáticos argentinos (no es oxímoron) Les Luthiers. Ahí está la liga, en el muy mentado youtube (“el tubo”, como le dice mi amigote Pepe Horta). Chéquela, bajo su propio riesgo. Igual que Beethoven, pueden llegar a ser adictivos.

https://www.youtube.com/watch?v=J3C8H5s_-Kw


A propósito de Beethoven, el martes pasado me quedé a medias con lo que resultó ser mi Top Siete de los Grandes hitos (já) de la música (la occidental, llamada “clásica”). Pasé por Bach y Haydn y cuando llegué a Beethoven, se me acabó la página. Entonces me di cuenta de que se me había “chispoteado” Mozart. Y ello, tal vez no sin razón, pues Mozart es... “un (a) haba que ha de cocerse aparte”, por decirlo de modo coloquial. En este momento me queda claro que tengo mi propio Top Ten de los grandes hitos del genio de Salzburgo, de modo que aquí solo mencionaré su sinfonía No. 41, “Júpiter”, la postrera, la más perfecta, desde el primer “timbalazo” hasta el último “metalazo”. Chéquela usted con la Orquesta de Cámara de Nueva York, bajo la dirección de S. Di Vittorio.

https://www.youtube.com/watch?v=l1CTHvyBdB4


Más o menos así debió escucharse cuando Mozart la estrenó (aunque la verdad es que no se sabe a ciencia cierta si fue interpretada en vida del compositor). Pero, para no hacerle el cuento más largo, el caso es que, si no está usted convencido de las bondades de la 4T, si el equipo tricolor bajo la dirección del “Tata” no le parece la última coca del desierto, si el “Chicarito” en España y el “Chucky” en Italia le hacen nomás alzar los hombros y decir decir “mh”, tal vez le convenga escuchar la 41 de Mozart. No de balde le pusieron “Júpiter”, nombre de la suprema divinidad de la mitología romana. Con ello quisieron probablemente resumir en una palabra el carácter triunfal, generoso y solemne de la obra. El movimiento final es el punto culminante del amor de Mozart por el contrapunto: en él combina la energía y el “momentum” de un allegro de sonata con los más intrincados recursos contrapuntísticos. Los cinco temas que contiene (algunos insinuados al principio de la sinfonía) aparecen en diferentes formas, y la coda termina en una sorprendente combinación de los todos ellos, un final glorioso para la producción sinfónica de Mozart.

Y ahora sí, ahora le toca a Beethoven, con su tercera sinfonía (1802), que es ya “romántica”, pero no deja se de ser “clásica”. Dedicada originalmente a Napoleón Bonaparte, Beethoven la compuso teniendo los ideales de la Ilustración en mente. Después borró la dedicatoria (al considerar a Napoleón un personaje traidor de estas ideas). Aunque los críticos de su época la juzgaron «pesada, interminable y deshilvanada», la innovación orquestal de la tercera de Beethoven ofrece ideas para el Romanticismo del siglo XIX y eleva el género de la sinfonía a planos nunca antes experimentados. También ofrece disonancias sin precedentes durante el período clásico. Ahí está (con la Orquesta Nacional de Francia), “sous la direction” de Bernard Haitink:

https://www.youtube.com/watch?v=-hO9iiy5zGQ


¿No le digo? Y ya se me volvió a terminar la página y me faltaron tres grandes hitos: otro de Beethoven, uno de Liszt y uno de Debussy. El próximo martes se los platico.

Y abur.
 

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