POR SI LAS MOSCAS

Bombazo a la educación

Por Laura Monzón
viernes, 20 de septiembre de 2019 · 00:00
“Debería caer una bomba en el Zócalo… nos haría un favor a todos”, expresó a través de Twitter la usuaria Ximena García, el día del festejo patrio, sin saber el infierno que le deparaba.

El mensaje inocuo que en otros sexenios hubiese sido celebrado y compartido (como en efecto sucedió con publicaciones del estilo), ahora, recibió el rechazo profundo del chairismo por haberse atrevido a “desearle la muerte” al amado líder de la Cuarta Transformación y su séquito de aduladores.

Como hay que explotar todas las oportunidades que se presenten para crear cortinas de humo y enturbiar temas más importantes, aprovechando que la joven es piloto de Interjet (empresa que tiene deudas con Hacienda), el equipo hacedor de bots proganso viralizó la situación con el hashtag #YoNoSoyXimena.

Claro está que vivimos en un país de gente que piensa y razona, por lo que la bendita etiqueta se convirtió en el tema del momento nutrido por el diagnóstico de los expertos en psiquiatría y criminología, que antes eran eruditos en aeronáutica e ingeniería aeroportuaria.

En las publicaciones tachan a la joven piloto de terrorista, psicópata y cosas peores, de una forma grotesca y llena de odio, incluso, llegando al nivel enfermo de exhibir información de la familia, real o inventada, para hundir más el dedo en la llaga.

Hay opiniones en su contra que ocasionan más terror que la publicación “extremista” de la joven, que fue suspendida por la aerolínea a causa de la presión ejercida por el público intolerante fan de la Cuarta Transformación.

Es una realidad que Ximena García ya aprendió la lección y entendió que no todo lo que se piensa debe decirse y menos publicarse en las redes sociales, porque vivimos en una época de corrección política, en un país de gente voluble y de doble moral que denostará o aplaudirá los comentarios, según hacia dónde apunte la chancla de la deseabilidad social.

Sin embargo, el pasado 3 de marzo, el presidente dijo: “Prefiero los excesos en las redes sociales a que no haya libertad de expresión”. Entonces, que haga válidas sus palabras.

Mientras vemos si vuestra alteza serenísima otorga el indulto real a la joven faltosa, como se lo dio a José Manuel Mireles, o atiende al pueblo sabio deseoso de que su cabeza ruede por las tablas del cadalso, el señor mandatario se postró ante las demandas de la mafia magisterial, mejor conocida como CNTE, para terminar con la “mal llamada reforma educativa”, órdenes que el Congreso está cumpliendo al pie de la letra.

Los legisladores de la Comisión de Educación aprobaron la participación de los sindicatos de maestros en el reparto de plazas y en la promoción de profesores; además, avalaron el pase automático de normalistas a las vacantes y eliminaron las evaluaciones para la permanencia en el servicio docente.

Lo anterior se llevó a cabo con anuencia de la CNTE, porque sus integrantes saben cómo hacer las cosas relativas al saber (sí, claro), que sigue de cerca la discusión legislativa para corroborar que, en efecto, todos sus deseos queden plasmados en las leyes secundarias, tal cual pactó de antemano con el portador de la corona presidencial.

Si alguna vez pensabais, ¡oh! vosotros ingenuos mexicanos, que la deplorable educación del país podría mejorar, abandonad toda esperanza porque volvió a hundirse en el fondo del abismo hediondo a grilla, mediocridad y corrupción. La CNTE prefirió lanzar la bomba destructiva y mantener a sus agremiados como botín político, con tal de no perder los privilegios.

Mientras los alumnos salen mal de la educación básica, concluyen la educación media superior peor, llegan a la universidad incapaces de hacer un ensayo o comprender un texto científico y los maestros se ven obligados a implementar estrategias de enseñanza divertidas para que medio entiendan el tema, el resto podemos continuar con la viralización de publicaciones y hashtags mamertos en las redes sociales, porque eso es lo que importa.

...

Comentarios